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miércoles, 29 de febrero de 2012

SUJETO Y PEDAGOGÍA: CIUDADANÍA Y FORMACIÓN DOCENTE


SUJETO Y PEDAGOGÍA: CIUDADANÍA Y
FORMACIÓN DOCENTE

S i l v i a   R e d ó n   -   G r a c i e l a   R u b i o
Universidad del Mar
gars@terra.cl - silvia.redon@ucv.cl



Resumen
El presente artículo pretende desarrollar una reflexión respecto a los modos en que la ciudadanía se manifiesta en su relación con la formación  docente. La discusión pretende abrir espacios para  la comprensión sobre procesos sociales y vivencias subjetivas que, presentes en el contexto pedagógico, permiten sugerir vínculos y significaciones de los sujetos con la vida cívica.

Palabras clave
sujeto, pedagogía, ciudadanía, formación docente.

Abstract
This article intends to develop a meditation in regards the ways in which citizenship manifests in its relation to the formation of teachers. The discussion pretends to open spaces for the understanding of social processes and experiences which, present in the pedagogical  context, suggest the bonds and significations between citizens with civic life.

Keywords
subject, pedagogy, citizenship, teachers formation.


La comprensión de la ciudadanía desde la subjetividad y la cultura, nos conduce hacia un marco interpretativo que transita por caminos opuestos a los propuestos por la racionalidad instrumental, pues al centrarse en el sujeto y su capacidad constructora de mundos posibles a partir de la interpretación de su propio presente, la acción individual y colectiva cobra una nueva trascendencia. En esta perspectiva, la subjetividad social como referencia explicativa se redimensiona, politizándose.

Desde la consideración de la subjetividad social, es que emergen articulados los procesos de construcción de memoria individual y colectiva Al respecto Adela Cortina ha señalado que el ser social del sujeto supera al de la ciudadanía. No obstante, al mismo tiempo, la vivencia de nuestra experiencia cotidiana nos conduce desde nuestra particularidad, a  reconocer la complejidad que alcanzan los fenómenos colectivos, individuales, políticos y culturales. El reconocimiento de la multidimensionalidad  de los fenómenos en carácter fáctico y experiencial nos remite a la importancia del sujeto y el rol dinamizador que puede alcanzar en la ciudadanía, ante los desafíos que emergen en esta sociedad postindustrial o desmodernizada (Touraine, 2001).

I. De la construcción de significados al poder y la ética

Desde el ámbito cultural la capacidad de los sujetos de simbolización y significación subyace a  toda forma de vida social. Al respecto, Ricoeur nos habla del principio de alteridad como posibilidad de construcción que subyace a toda actividad de conocimiento y reflexión, en la medida en que dicha actividad surge en referencia a otro y otros, dando origen con ello a formas de pensar y significar (Ricoeur, 2004).

La facultad de simbolización de la experiencia que anida en el lenguaje nos ratifica nuestra capacidad  creadora, a través del discurso, el que al mismo tiempo se revela  como una acción construida con sentido político.” Si hay un elemento característico de la postmodernidad es la definición de nuestro universo como simbólico. Ello implica reconocer su carácter discursivo, por un lado, y constructivo por otro. Discurso y construcción son los dos ejes de un proceso continuo: nuestro universo es simbólico porque está construido por discursos. Y “definir” es, precisamente, la capacidad de reducir a discurso la naturaleza y generar una nueva naturaleza, que ya no es natural, sino cultural y social. Este proceso discursivo supone la conversión/traducción de lo que simplemente es a un sistema relativo de valores y símbolos. “Definir” pasa a ser, entonces, un acto político en toda su dimensión”4.

En una línea convergente, Cortina nos afirma cómo se despliega  la palabra en su facultad simbolizadora del dolor y el placer, pero sobre todo de “lo conveniente y lo dañoso, lo justo y lo injusto…el sentido del bien y del mal” (Cortina, 2003, p. 45). Frente a esta valoración ineludible es que la simbolización de la experiencia individual y colectiva se ha expresado históricamente (social e intelectualmente entendida). En este contexto, la memoria del sujeto y las comunidades, el aporte del pensamiento social e historiográfico así como las diversas teorías y doctrinas han configurado variados  referentes de interpretación para la comprensión de la existencia social. En cada una de estas aproximaciones, ha habido una relación con la dimensión ética y política para la construcción de los referentes de experiencia tanto individual como colectiva. Emerge en este planteamiento la pregunta por lo que es justo, y la búsqueda de la felicidad, que según Cortina, vienen a caracterizar el devenir filosófico, político y experiencial de la vida colectiva desde la antigüedad hasta nuestros días. Más aún, se confirma que  hoy en las sociedades postliberales “la cohesión social” se presenta como un objetivo imprescindible, contexto en el cual la consideración y redefinición del concepto de ciudadanía se constituye en un foco de reflexión desde la experiencia del presente multicultural, global, y desde la consideración ineludible de todas las formas anteriores construidas.

II. El sujeto, el ciudadano, (dos entradas) y el sentido

Vivimos en sociedades que experimentan en palabras de Touraine, una desmodernización, es decir, sociedades en las cuales la cultura se ha desvinculado de la organización social. “Vemos como se separan, por un lado el universo objetivado de los signos de la globalización y, por otro, conjuntos de valores, de expresiones culturales, de lugares de la memoria que ya no constituyen sociedades en la medida en que quedan privados de su actividad instrumental, en lo sucesivo globalizada, y que por lo tanto se cierran sobre sí mismos, dando cada vez más prioridad a los valores sobre las técnicas, a las tradiciones sobre las innovaciones” (Touraine, op. cit. p. 10).  A medida que crece la visión de una sociedad global gobernada por los medios de comunicación y el capital, los conjuntos políticos territoriales organizados en estados de diverso tipo, se desvanecen, generándose una fragmentación creciente de la experiencia y una búsqueda de sentido de pertenencia que ya no radica en el principio de soberanía popular arraigado desde la modernidad. La vida de los sujetos en la sociedad industrial articuló, no sin contradicciones, la relación entre los ámbitos de experiencia privados y público teniendo como eje regulador el estado y las ideas de bien común y soberanía popular; hoy la cultura de masas ha llenado el espacio de lo público penetrando el mundo privado. “Una parte de nosotros mismos se baña en la cultura mundial, mientras que otra privada de un espacio público en el que se formen y apliquen las normas sociales, se encierra, ya sea en el hedonismo, ya en la búsqueda de pertenencias inmediatamente vividas…; ciudadanos del mundo sin responsabilidades, derechos y deberes por una parte, y por la otra, defensores de un espacio privado sumergido por las horas de la cultura mundial” (Idem, p. 13).
  
En la visión de Touraine, se ha producido una disociación entre el “mundo instrumental y el mundo simbólico” (técnica y valores), debido a un debilitamiento de los agentes mediadores de la experiencia social; las instituciones, la sociedad local, la lengua y la educación. Técnica y símbolo quedan como entes sin sentido al ser afectadas por el movimiento de globalización que ha desprendido a la economía de su marco social y que se ha apoyado en dudosa regulación  mediática, que busca la homogeneización a través de la entrega de un sentido y  que propende como acto reflejo, a la  privatización de la experiencia. En  este marco, el sujeto, aparece debilitado, buscando solo en su proyecto personal un referente, un espacio en el cual encontrar… la combinación de instrumentalidad y la identidad, de lo técnico y simbólico, es el proyecto de vida personal, para que la existencia no se reduzca a una experiencia caleidoscópica, a un conjunto discontinuo de respuestas a los estímulos del entorno social” (Idem, p. 21).

Touraine propone recuperar a este sujeto debilitado. Es en el proyecto en que el sujeto puede transformar una experiencia vivida en construcción de sí mismo como actor. “Ese esfuerzo por ser un actor es lo que denomino sujeto, que no se confunde ni con el conjunto de la experiencia ni con un principio superior que lo oriente y le de una vocación. El sujeto no tiene otro contenido que la producción de sí mismo. No sirve a ninguna causa, ningún valor, ninguna otra ley que a su propio desmembramiento en un universo en movimiento, sin orden ni equilibrio. El sujeto es una formación de libertad…” (Idem, p.21). Debemos entender esta aproximación al sujeto, como una búsqueda de sí, en medio de la incertidumbre y las amenazas multidimensionales que existen hoy, y sin la existencia de instituciones que otorguen estabilidad a los sentidos construidos. No obstante, la propia emergencia del sujeto sólo es posible a través del “reconocimiento del otro como un sujeto que también trabaja a su manera, para combinar una memoria cultural con un proyecto instrumental. Esto define una sociedad multicultural tan alejada de la fragmentación de la vida social en  comunidades, como de una sociedad de masas unificada por sus técnicas y su lógica mercantil que rechaza su diversidad cultural” (Idem, p. 21).  A la idea de sujeto mediático, Touraine opone la de sujeto de sociedades multiculturales; que necesita de instituciones que protejan la libertad del sujeto y la mutua comunicación.

La necesidad de redefinir el significado y la acción de las instituciones nos exige considerar desde este presente multicultural e incierto, una nueva forma de concebir la ciudadanía, esto es, el vínculo político del sujeto con otros. Esta debe ser entendida bajo una nueva definición que articule  justicia y pertenencia en la vida en sociedad.” La ética de la autenticidad, de fidelidad a la identidad individual y comunitaria ha de complementar al menos la ética de la justicia. No basta la justicia procedimental para vivir, hacen falta el sentido y la felicidad que se encuentran en las comunidades” (Cortina Op. cit. p. 32).  
Debemos ir desde la universalidad del principio de justicia a la particularidad de la autenticidad. “Las adhesiones raramente se suscitan con teorías racionales, y más precisan para despertar apelar a lazos ancestrales de pertenencia, a esas raíces históricas y tradicionales que constituyen la otra cara del alma. La identidad de las personas…cuenta en nuestros días y en nuestras sociedades con un componente irrenunciable, la igualdad de todos los ciudadanos en dignididad; pero cuenta también con esos elementos específicos de cada individuo y cada comunidad étnica, religiosa o nacional a la que pertenecen, y que son los que les proponen formas de vida buena” (Idem, p. 31).

En la convicción de que no existe Sujeto sin otros, sin otro Sujeto, Cortina nos propone institucionalizar los mínimos de justicia que nos permiten recrearnos como sociedad y poder proyectar una acción colectiva desde la sociedad civil. Así la ciudadanía tiene como soportes: un status legal (los derechos del ciudadano), un status moral (la responsabilidad de los sujetos) y la Identidad (la validación del sentido de pertenencia desde una cultura). Ello nos trae problemas en la definición de una ciudadanía, como vínculo y unión entre los sujetos en  sociedad, que incorpore la complejidad, el pluralismo y la diferencia. Ello deviene necesariamente en una ética intercultural que basada en la comunicación deliberativa genere una ciudadanía intercultural, un tercero, ante la universalidad y la diferencia que incorpora y une la ciudadanía social con la ciudadanía cultural.

III. De la subjetividad social, a la inteligencia deseosa

 Asumimos aquí la exigencia de nuevos significados para los conceptos de referencia social; necesitamos referentes para articular estas ideas como experiencia. A este punto, la concepción de la acción que nos propone José Gimeno Sacristán (Gimeno, 2000) presta una gran ayuda.  Nos propone entender la acción de los sujetos, desde la pulsión/deseo; Inteligencia-deseosa, y la consideración moral en un espacio de trascendencia que no diferencia el plano existencial personal del político social; más bien relanza la acción del sujeto desde su proyecto personal hacia un contexto social político. Gimeno nos  afirma que  toda acción movida por la voluntad, crea algo que no existe, lo que  permite extrapolar valorando la acción y sus condicionantes (limitadas e impredecibles en su impacto en relación con otros sujetos) a una acción colectiva por finalidades.

Desde esta perspectiva no existe acción sin fines, no existen sociedades sin utopías, sin una teleología que de sentido a la acción y su necesaria reflexión; en palabras de Gimeno, sin una narrativa. Tal postura redefine las coordenadas espaciales como referente de acción, las ensancha desde la propia subjetividad social, y fortalece de paso el fin trascendente de la acción del sujeto, desligándola del apego coyuntural a un discurso autorreferencial (lo privado) en el cual ha caído en esta sociedad postindustrial.

“Las narrativas vienen a ser como constelaciones formadas por enfoques para entender y motivo para querer que la educación se oriente de una u otra forma. Este componente orientador y energético que nos mueve, junto al marco de comprensión del mundo que creemos tal, integra el encuadre desde el que imaginamos aquello a lo que aspiramos…las formas de comprender y las orientaciones del querer no son independientes…” (Idem, p. 12).
 La misma Cortina nos aclara, que el concepto de  logos que ha sido comprendido  históricamente por su vínculo exclusivo con la razón, desligándolo de su relación con el deseo, reflexionando hasta que punto el hombre es unión de inteligencia y deseo. La autora nos propone una reconsideración de  los textos de Aristóteles, redimensionando la noción de inteligencia y del hombre, como inteligencia deseosa y deseo inteligente (Cortina Op. cit, p. 47).  “El hombre pasa a ser un sujeto deseoso de felicidad y de búsqueda.” Por eso es prudente quien acuerda deseo e inteligencia, optando por los deseos más conducentes a la felicidad. Si tal acuerdo se busca en el seno de la comunidad y no individualmente, deliberando con los otros miembros de la sociedad, y no sólo consigo mismo, hemos entrado al ámbito de la ciudadanía” (Idem, p. 47).

De ahí que en la ciudadanía convergen las nociones de acción, deseo e inteligencia, en particular en deseo de futuro. Pues, “el futuro no está nunca determinado, sino que se abre en cada momento como posibilidad entre las alternativas que ofrece el presente. Pero sí se encuentra orientado por las coordenadas teleológicas, en tanto no las mudemos. La construcción del futuro, del individual y del colectivo, se guía en alguna medida y manera por una especie de aquí y ahora, impulsados por la creencia en el valor de la humanización y por la esperanza en la mejora de la sociedad, entendida como una sociedad más prospera, más justa, con un funcionamiento racional y no alienante” (Gimeno, Op. cit, p. 13).

Reconociendo desde la sociedad postliberal, la incertidumbre y  el desencanto, Gimeno nos propone asumir desde la acción que: “no veremos nunca la tierra prometida, pero no por ello deberemos abandonar el camino hacia ella. Ante la vivencia cotidiana de desencanto ante la utopía desencantada o lo que otros han llamado progresiva desfuturización moderna, que tiende a desembocar en el fin de la historia, por cierto con un contenido neoliberal, Gimeno nos propone asumir la idea de  progreso discontinuo, que puede ser la base de un humanismo transcultural que tenga como programa la universalidad de las normas dialogadas, la tolerancia, la humanización, la salida desde la alienación, la racionalidad, asumiendo la historia”5.  

“Nuestras dos grandes metáforas serán la cultura y la ciudadanía en el marco de una sociedad global que, a su vez despierta los particularismos y al mismo tiempo, las sensibilidades favorables a respetar las diferencias que eviten la homogeneización y la alienación humanas. Cultura y ciudadanía dan lugar a la delimitación de sendos discursos que conectan lo que históricamente han sido las dos narrativas esenciales de la modernidad; una, la cultura como ilustración (cuestionada ahora por la multiculturalidad normativa en una sociedades en que se desdibujan viejas fronteras, a la vez que alumbran otras). Otra, la educación para la ciudadanía, que se abre por otro lado al debate sobre la cultura como fundamento de formas alternativas de concebir al individuo y sus relaciones con los demás y, por otro, al fundamento cultural de su identidad en sociedades que ven romperse los marcos que organizaban la convivencia” (Idem, p. 21). 

IV. Pedagogía  y ciudadanía: una alianza imperiosa

En la mayoría de los países latinoamericanos y la comunidad europea, el tema de la escuela como espacio de transmisión de valores, formación para la ciudadanía y lugar público institucionalizado en el que se debiera aprender a vivir en democracia, se han vuelto los temas claves de nuestra era actual. La tarea civil por construir espacios de asociatividad que nos devuelvan la esperanza del protagonismo por movilizar, liderar, inspirar sociedades más justas y democráticas, sitúa a la escuela al centro de los “dardos” en un punto sustantivo y concéntrico, como espacio educativo de responsabilidad social.
Así como  la ilustración y la modernidad intentaron captar la universalidad y la “igualdad” desde una dimensión homogenizadora y numérica,  nuestra post-modernidad transita hacia una tendencia fenoménica que pone su acento en la diferencia, configurando espacios cívicos con desafíos  y exigencias diversas para nuestra vida en “común”, proceso en que ratifica la trascendencia del centro escolar.

La sociología, la antropología social, y la filosofía política en estos últimos decenios han enfatizado la discusión sobre identidad y alteridad como unos de los grandes desafíos de nuestro tiempo en un espacio global. Que origina mundos muchas veces “des-dibujados” debido a sus flujos de mercado, la economía y procesos mediáticos; que construyen una cultura planetaria inter-conectada, con diálogos fluidos e interrumpidos, que promueven la valoración de los principios de respeto e igualdad desde la interculturalidad, y  que cuestionan las fronteras de identidad y alteridad en la necesidad de construir una ciudadanía local-global desde la diferencia cultural.

En el contexto nacional e internacional en el que la formación ciudadana ha liderado un discurso que deposita en la escuela una responsabilidad capital, vale preguntarse desde este marco conceptual, ¿qué significa construir ciudadanía en la escuela?. Es pertinente preguntarse ¿cómo la escuela logra dar protagonismo al alumnado para que ejerza sus derechos y deberes ciudadanos?, de qué manera el centro escolar se hace cargo de incluir al “des-igual”, al distinto, al que no puede ser identificado a través de los estándares  hegemónicos del rendimiento. La discusión ha concordado en señalar la importancia de re-interpretar el espacio en común como espacio civil, político y cultural que la escuela debe anidar, forjar y desarrollar.

La escuela se transforma hoy en el espacio esencial para la vivencia de la democracia, por lo cual debe fomentar el protagonismo de los estudiantes, articular la participación de toda la comunidad escolar, generar decisiones compartidas con respecto a: los contenidos curriculares; la negociación de los tiempos, espacios y las  evaluaciones; de los valores, de las normas y acuerdos, de los intereses y  metas de los proyectos educativos. Temas que habitualmente no están abiertos a ser debatidos por considerarlos dominio exclusivo del cuerpo docente y directivo. 

El centro escolar como espacio de asociatividad en el que se forja la identidad del ciudadano desde, para, en, y hacia el legítimo “otro”,  capaz de construir una común-unidad de civilidad, debiera comenzar según nuestra visión, desde una de-construcción y reconstrucción de significados; los referidos a la vivencia del poder y la ética, que de paso a una nueva “interpretación” de lo que la escuela significa. El centro escolar entendido como: un holograma social de espacio soberano para la vivencia de la alteridad, un nicho de memoria y utopía  intersubjetiva como forma de construir un nuevo orden social, un cimiento de una ciudadanía sustentada en una nueva forma de aproximarse a la realidad, una nueva construcción de sujeto anclado en una epistemología hermenéutica y una concepción de lo educativo entendido como desarrollo social y personal.

La escuela como espacio de alteridad:

Siguiendo a Adela Cortina, el reconocimiento de los “otros” desde contextos éticos, políticos y ciudadanos, atraviesa distintas dimensiones analíticas; una de ellas dice relación con la oposición entre los conceptos de asimilación e integración.

La asimilación cultural implica que se permita al diferente ser asimilado por la cultura dominante. El concepto de integración por su parte supone incorporar a personas que se consideran diferentes en la corriente de la vida social para que sean tratadas y asumidas como un “igual” atendiendo a sus “formas diferentes”. Ello involucra el respeto a sus códigos culturales, y la consideración de su deseo  particular de ser tratado. Integrar al “otro” diferente, significa no asimilarlo a la cultura dominante, sino “tratarlo como igual  en el contexto de respeto político cívico desde su diferencia”.

 El reconocimiento de “otro” (diferente) a lo largo de la historia desde un contexto ético-político ha seguido un itinerario doliente, caracterizado por conceptos como: aniquilar; desterrar; subordinar al  “otro-diferente”. Evitar que la desigualad cultural se transforme en desigualdad de trato jurídico, vale decir, que movilice  mecanismos de exclusión de los bienes sociales, implica una renunciar a la “asimilación”. La integración valida la aceptación del otro diferente desde una comprensión intersubjetiva dialógica sustentada en el respeto de su ser legítimo como “otro” en su diferencia.

En la escuela el “otro diferente”, vale decir, el culturalmente distinto por su clase social, el distinto por problemas emocionales, el distinto en los logros de los estándares de competencias en las dimensiones lingüísticas y lógica-matemáticas, el distinto físicamente; el distinto familiarmente, el “distinto” de  la “cultura dominante escolar” suele ser expulsado, sancionado, desterrado, como en los tiempos históricos de mayor “barbarie” e incivilidad. ¿Cómo concebir entonces la escuela desde la alteridad?.

La escuela como espacio de identidad y construcción de sujeto: una nueva forma de aproximarse a la realidad del currículum

Desde el reconocimiento de la facultad simbolizadora que anida en lo humano, las perspectivas hermenéuticas han ahondado en las posibilidades de comprensión del decir y el hacer, fundando un tránsito necesario en los estudios sociales  desde la objetividad a la subjetividad, de la explicación a la comprensión, del descubrimiento a la construcción, de la generalización a la particularidad, de la triangulación a la cristalización como formas de relacionarse con el mundo. 

Desde esta facultad interpretativa del mundo que anida en el lenguaje, es que emerge el sujeto configurador (configurándose) de mundos. Y la hermenéutica viene a develar los modos y posibilidades de construcción de realidad.

Este constructo teorético supone una concepción sociocultural del aprendizaje, la cual establece que la actividad cognitiva del individuo no puede estudiarse sin tener en cuenta los contextos relacionales, socio-históricos, culturales, de clase en el que cada sujeto con otros/as lo vivencia. “Los educadores críticos tienen que poner de relieve la naturaleza social de la mente, la naturaleza ideológica de la percepción y el hecho de que la  manera en que aprendemos a pensar y sentir es el producto de los grupos a los que pertenecemos y que valoramos” (Leistyna, 2004, p. 71).

Esta aproximación vincula a la pedagogía en perspectiva crítica con los siguientes problemas. Por un lado, con un  problema de orden filosófico-antropológico referido al sujeto que opone sus formas de construcción; individual versus social. Problemática que se vincula directamente con  supuestos epistemológicos que aluden a cómo se configura el aprendizaje. En segundo lugar; la pedagogía remite a un problema ético  consustancial a la realidad de la escuela , que la opone como espacio moral de construcción de la alteridad y por tanto ciudadanía, a su consideración como  espacio para la reproducción del modelo dominante de la vida  cultural, económica y social y sus expresiones individualistas e instrumentales.

En tercer lugar se devela un problema relacionado con los “significados” de los conceptos: desarrollo y progreso, que confundidos con los procesos de escolarización e institucionalización de la escuela y el “sentido”  de la misma, opone el conocimiento científico como baluarte de la escuela y ésta, única referente de los mismos, al   itinerario social y el no-conocimiento real, que se teje desde la vida con significados no-compartidos, y la necesaria búsqueda de  sentido-sabiduría. Este problema surge por la pérdida del protagonismo socializador de la escuela y por su destierro de actualización del saber en la revolución tecnológica de la era de la información.

El desafío por construir la ciudadanía en la escuela, a partir de un fundamento  epistemológico interpretativo que permita significar la “realidad” y valide la capacidad de construcción de mundos por el sujeto nos conduce ineludiblemente a desarrollar una reflexión critica del curriculum. El Currículo es una construcción cultural que posee dimensiones  manifiestas, declaradas o prescritas y realidades ocultas, latentes o que subyacen en los lenguajes “no-oficiales”. Su condición socio-histórica, genera a la vez sus limitaciones y búsquedas de transformación. Si concebimos el curriculum como un proyecto cultural de referencia pública, en el cual tanto docentes como estudiantes lo pueden  co-construir integrando saberes y acciones10 , podremos avizorar la crítica a la epistemología dominante que permita abrir la pedagogía a espacios de representación de “los otros” en contextos cívicos mas humanos.

Finalizando con esta reflexión teórica del sujeto y la pedagogía, de la ciudadanía y la formación docente  que conjugan en su configuración los conceptos de: subjetividad, memoria y deseo, poder y ética, epistemología y construcción de realidad, currículum y espacio escolar como formación para la ciudadanía, son todos ellos distintos ángulos de un mismo objeto que amerita poner sobre la mesa para sentarse a discutir, reflexionar, de-construir  para reconstruir la función de la escuela, como espacio de construcción ciudadana.  Esto desafía a los procesos de formación profesional a re-mirar su acción docente a fin de dar respuestas a los grandes desafíos de nuestra sociedad, hoy.



R   e   f   e   r   e   n   c   i   a   s


Aguirre, Joaquín M. (2003). La mujer descabezada. Representaciones de la Gorgona en la poesía de mujeres. Tina
      Suárez Rojas. Universidad Complutense de Madrid 2003. Especulo. Revista de estudios literarios. Unversidad
      Complutense de Madrid. URL de este documento //www.ucm.es/info especulo/numero24/gorgona.html

Cortina, Adela. (2003) Ciudadanos del mundo. Hacia una teoría de la ciudadanía. Madrid: Alianza.
     
Echeverría. La ontología del lenguaje.     

Gimeno Sacristán, J. Convivir en la Aldea Global.

–––. (2000). Educar y convivir en la cultura global. Madrid: Morata.

Gimeno Sacristán, J.; Pérez Gómez: Transformar la enseñanza.

Lechner, Norbert. (2002). Las sombras del mañana. La Dimensión subjetiva de la política. LOM Santiago

Martínez Rodríguez, J. B. Construir la Ciudadanía en la Escuela

Morin, E. (2001). Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. México: UNESCO.

Pérez Gómez. El academicismo en la Escuela.

Ricoeur, Paul. (2004). La Historia, la memoria y el olvido. México: FCE.

Touraine, A. (2001). ¿Podremos vivir juntos? México: FCE.



Notas

 2 “Si se entiende por política...la conflictiva y nuca acabada construcción del orden deseado, (es) la subjetividad social la que ofrece las motivaciones que alimentan dicho proceso de construcción.” Lechner Norbert (2002) “Las sombras del mañana. La Dimensión subjetiva de la política. LOM, Santiago. p8. Lechner aclara que el supuesto que se esconde tras esta afirmación es la confianza en que la política pueda contribuir efectivamente sociedad. Es decir, reafirma la política como una condición de la existencia colectiva creada por sujetos y sociedades, que se opone a la concepción de una sociedad entendida como un orden “natural” en el que los fenómenos que allí acontecen (todos de interpretación humana) se explican por razones  de “regulación natural” en el presente, y  se proyectan hacia el futuro posible como una conservación “del orden” y que   convergen con la mirada de un pasado de discurso historicista, que asume una relación causal evolutiva de los hechos históricos, que se resume en la afirmación; “Así debía ser”. Preocupante, más aún cuando se trata de la mirada de humanos sobre actos humanos y peor aún de su propia sociedad. Ver mas adelante el tema de los Derechos Humanos.
Se  ha considerado desde una dimensión subjetiva de los fenómenos sociales y políticos que existe una  relación entre la vivencia del tiempo histórico y las formas de construcción de sentido relacionadas con el orden social y las posibilidades de construcción de futuro
 3 reivindicando en este acto del pensamiento a Morín. “El problema de la educación del futuro se caracteriza por una inadecuación, cada vez más amplia, profunda y  grave por un lado entre nuestros saberes desunidos, divididos, compartimentados y , por el otro, realidades o problemas cada vez más polidisciplinarios,transversales,multidimensionales,transversales,globales,planetarios.  En esta inadecuación devienen invisibles; El contexto/ Lo global/ lo multidimensional/ lo complejo. Morin E. (2001) Los siete  saberes necesarios para la educación del futuro. UNESCO. P35
 4 Aguirre Joaquín M. La mujer descabezada. Representaciones de la Gorgona en la poesía de mujeres:
Tina Suárez Rojas
.Universidad Complutense de Madrid 2003.Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid El URL de este documento //www.ucm.es/info/especulo/numero24/gorgona.html //www.ucm.es/info/especulo/numero24/gorgona.html Usamos aquí una cita que proviene del mundo literario entendido desde una perspectiva mas bien transdisciplinaria que ratifica la simbolicidad de los actos humanos, en clave interpretativa desde la cultura, en sus diversos ámbitos expresivos. NO podemos dejar de asumir una perspectiva crítica que nos sitúe de un modo óptimo respecto de las debilidades totalizadoras que puede arrojar una adhesión exclusiva a una teoría simbólica del acontecer social. Pues, consideramos que el fenómeno social  trasciende a cualquier visión que pretenda ser exclusiva. El propio Norbert Lechner al asumir un análisis cultural desde la”subjetividad” apoya la idea de construcción social del poder y sus referentes uniendo política y simbolización cada uno de estos ejes entendidos como referentes activos en la descripción del fenómeno. Ver, Lechner Norbert, Las sombras del mañana. La dimensión subjetiva de la política. LOM 2002 p18.
 18 Gimeno Op cit p. 19. Desde esta perspectiva, dos metáforas se unen indudablemente en lo humano(sujeto social), desde una perspectiva critica e historizante; cultura y ciudadanía.
 6 MARTÍNEZ RODRÍGUEZ, JB (2005) “Construir la Ciudadanía en la Escuela” analiza con profundidad al centro escolar como un microcosmos de la realidad con la responsabilidad de re-interpretar el nuevo orden social en  el espacio civil, político y cultural que le compete a la escuela. También aborda las temáticas de las relaciones entre familia y profesorado, aprendizaje y alumnado, relaciones de miedos y amenazas, autenticidad y luchas. El tema de los DDHH, la inclusión de la Diversidad, el problema de la desigualdad, la importancia del protagonismo infantil, la vivencia de los derechos-deberes civiles en la escuela, la vivencia de la democracia, las diferentes condiciones, formas, sentidos, políticas de participación. El currículum como negociación y sitio de poder: Aprender a negociar contenidos, valores, intereses, y promover la resolución de los conflictos son ejes temáticos desarrollados en este libro que han iluminado las reflexiones de este apartado. Morata. En edición.
 7 Conferencia de Adela Cortina: “Contrato y alianza: el pacto entre iguales y el reconocimiento del otro” dictada en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso en el seminario: “En torno al problema del otro”, Enero 2006.
 8 PÉREZ GÓMEZ expone un resumen de los cambios paradigmáticos, al respecto señala: La crítica postmoderna cuestiona la idea de progreso lineal y afirma la relatividad del conocimiento humano, reconoce la identidad diferencial de las culturas, el valor de otras formas de racionalidad. De otros modos de valorar, vivir, conocer y hacer. (LYOTARD, 1987,1989, LIPOVETSKY, 1990, BAUDRILLARD, 1987,1991).“El Nihilismo de NIETZSCHE, la fenomenología de HUSSERL, HEIDEGGER, SARTRE, MERLEAU-PONTY, ALFRED SHUTZ, METER BERGER Y THOMAS LUCKMAN; La hermenéutica de DILTHEY, GEERTZ, GADAMER, RICOER; La etnografía de MALINOWSKI, ERICKSON, WOLCOTT, LECOMPTE, DENZIN; La etnometodología de GARFINKEL, MEHAN, WOOD Y CICOUREL; el interaccionismo simbólico de MEAD, BLUMER, SPRADLEY, Y BOGDAN; la teoría de acción comunicativa de HABERMAS, APEL, KEMMIS, Y ZEICHNER; El constructivismo de GERGEN; GUBA Y LINCOLN, y las posiciones radicales de los deconstructivistas, FOUCAULT, DERRIDA, o las mas  moderadas de VATTIMO Y LEVINAS...., cada uno con sus contribución específica, singular y diferenciada han impulsado esta subversión paradigmática que se define por el tránsito de la objetividad a la subjetividad, de la explicación a la comprensión interpretativa, del descubrimiento a la construcción.” (PÉREZ GÓMEZ; 2003:53).
 29 Ver: ECHEVERRÍA; “…Lo social, para los seres humanos, se construye en el lenguaje. Todo fenómeno social es siempre un fenómeno lingüístico…” la negrilla es del autor, página 17: Ontología del lenguaje.
 8 PÉREZ GÓMEZ expone un resumen de los cambios paradigmáticos, al respecto señala: La crítica postmoderna cuestiona la idea de progreso lineal y afirma la relatividad del conocimiento humano, reconoce la identidad diferencial de las culturas, el valor de otras formas de racionalidad. De otros modos de valorar, vivir, conocer y hacer. (LYOTARD, 1987,1989, LIPOVETSKY, 1990, BAUDRILLARD, 1987,1991).“El Nihilismo de NIETZSCHE, la fenomenología de HUSSERL, HEIDEGGER, SARTRE, MERLEAU-PONTY, ALFRED SHUTZ, METER BERGER Y THOMAS LUCKMAN; La hermenéutica de DILTHEY, GEERTZ, GADAMER, RICOER; La etnografía de MALINOWSKI, ERICKSON, WOLCOTT, LECOMPTE, DENZIN; La etnometodología de GARFINKEL, MEHAN, WOOD Y CICOUREL; el interaccionismo simbólico de MEAD, BLUMER, SPRADLEY, Y BOGDAN; la teoría de acción comunicativa de HABERMAS, APEL, KEMMIS, Y ZEICHNER; El constructivismo de GERGEN; GUBA Y LINCOLN, y las posiciones radicales de los deconstructivistas, FOUCAULT, DERRIDA, o las mas  moderadas de VATTIMO Y LEVINAS...., cada uno con sus contribución específica, singular y diferenciada han impulsado esta subversión paradigmática que se define por el tránsito de la objetividad a la subjetividad, de la explicación a la comprensión interpretativa, del descubrimiento a la construcción.” (PÉREZ GÓMEZ; 2003:53).
 29 Ver: ECHEVERRÍA; “…Lo social, para los seres humanos, se construye en el lenguaje. Todo fenómeno social es siempre un fenómeno lingüístico…” la negrilla es del autor, página 17: Ontología del lenguaje.

CLIMAS SOCIALES TÓXICOS Y CLIMAS SOCIALES NUTRITIVOS PARA EL DESARROLLO PERSONAL EN EL CONTEXTO ESCOLAR


CLIMAS  SOCIALES  TÓXICOS  Y  CLIMAS  SOCIALES  NUTRITIVOS  PARA  EL DESARROLLO PERSONAL EN EL CONTEXTO ESCOLAR

Toxic and nutritive social school climates and personal development in school contexts



Resumen

Neva Milicic, Ph.D.1

Ana María Arón, Ph.D.2


En el presente artículo se describe la importancia del clima social escolar para el desarrollo personal, Los climas sociales se clasifican en climas sociales tóxicos y climas sociales nutritivos, y se describen las características adscritas a cada uno de ellas.   Se recogen las opiniones a partir de un grupo focal de profesores sobre climas sociales tóxicos y nutritivos.
Se describen los objetivos de   ocho unidades educativas que hacen parte de un programa de mejoramiento del clima social escolar y desarrollo personal dirigido a la Educación básica. Los objetivos de estas unidades pueden ser utilizadas por los profesores en la planificación de actividades con los estudiantes.


Summary

Relevance of school social climate to personal development is described in this paper. Social school climate can be classified as toxic or nutritive   and their main features are described.    Teachers’ judgements about both categories of school climates are reported based on  focus groups held with teachers.
The objectives of eight educational units of a  Programme  aimed to improve social school climates in Primary Education  are described.  These can be included by teachers in
educational planification.



1 Profesora Escuela de Psicología Pontificia Universidad Católica de Chile

2 Profesora Escuela de Psicología Pontificia Universidad Católica de Chile









Muchos escritores, cuando describen situaciones de vida escolar que permiten vislumbrar la complejidad de la narrativa que se sucede al interior de las escuelas (Charles Dickens, Mario Vargas Llosa,  Arturo Fontaine, Alfredo Bryce Echeñique, Susana Tamaro) y junto con ellos podríamos describir esta novela escolar como una situación muchas veces dramática, más bien  como una obra de teatro con demasiados actores, en que el guión es una desordenada creación colectiva y la puesta en escena está hecha con directores itinerantes, que muchas veces se asemeja a un teatro de marionetas cuyos hilos son manejados a control remoto por personas muy lejanas al escenario donde se desarrolla la
obra.

Durante cada puesta en escena muchas personas se sienten con derecho a modificar el guión sin anticipar suficientemente los efectos de estas modificaciones sobre los protagonistas. Los elencos son cambiados con frecuencia y los actores principales –los profesores y los estudiantes- que son  aquellos que le dan sentido a la obra, no siempre son consultados para las modificaciones del texto ni para la puesta en escena.


El clima social escolar se refiere al escenario y  a las condiciones ambientales en que se desarrolla   esta novela, en la mayoría de los casos dramática, y con algunos intermedios que permiten la distención de los actores. El clima  puede ser muy nutritivo para el desarrollo personal y otras veces tóxico.


En  este  artículo  se  describirá  la  importancia  del  clima  social  escolar  para  el desarrollo personal.  Se analizarán distintos factores que pueden servir de descriptores para los climas sociales que fomentan el crecimiento personal de los estudiantes y aquellos que lo  frenan,  se  introduce  además  una  nueva  terminología  que  corresponde  a  los  climas sociales tóxicos y a los climas sociales nutritivos.   Esta clasificación corresponde a una síntesis de las autoras realizada luego de una serie de grupos focales realizados con profesores de escuelas de la enseñanza básica municipalizada.   Estos grupos focales se

llevaron a cabo en el marco de una investigación Fondecyt sobre mejoramiento del clima social escolar.  Se expondrá además los objetivos de ocho unidades educativas que hacen parte  de  un  programa  de  mejoramiento  del clima  social  escolar  y  desarrollo  personal dirigido a la Educación básica.


Clima social escolar



El clima social se refiere a la percepción que los individuos tienen de los distintos aspectos del ambiente en el cual se desarrollan sus actividades habituales, en este caso, el colegio. Es la sensación que una persona tiene a partir de sus experiencias en el sistema escolar. La percepción del clima social incluye la percepción que tienen los individuos que forman parte del sistema escolar sobre las normas y creencias que caracterizan el clima escolar (Arón y Milicic, 1999)


Los factores que se relacionan con un clima social positivo son: un ambiente físico apropiado, actividades variadas y entretenidas, comunicación respetuosa entre profesores y alumnos, y entre compañeros,   capacidad de escucharse unos a otros, capacidad de valorarse mutuamente.  Un clima social positivo es también aquel en que las personas  son sensibles a las situaciones difíciles que puedan estar atravesando los demás, y son capaces de dar apoyo emocional.     Un clima social positivo se asocia habitualmente a la inteligencia emocional que tengan los miembros del grupo para resolver sus conflictos en formas no violentas.


Hay distintas dimensiones del clima escolar que se relacionan con la percepción de los profesores, de los pares, de los aspectos organizativos y de las condiciones físicas en que se desarrollan las actividades escolares. Al hablar de clima social escolar nos referimos tanto a la percepción que los niños y jóvenes tienen de su contexto escolar como a la percepción que tienen los profesores de su entorno laboral.


Además del clima social general percibido en una institución existen microclimas al interior del contexto escolar que a veces actúan como protectores frente

al  clima  social  más  amplio.  Por  ejemplo,  en  un  contexto  de  una  gestión  escolar percibida como muy autoritaria algunos profesores pueden agruparse y generar en su grupo un clima diferente, que les permite paliar o amortiguar el efecto adverso tiene sobre ellos la modalidad de gestión.   Lo mismo sucede a nivel de los alumnos, que eventualmente pueden agruparse en pequeños microclimas sociales al interior de la escuela, que los provee de un contexto más protegido  En ocasiones estos microclimas son positivos y tienen una perspectiva valórica  constructiva en tanto que otros pueden constituirse en fuentes de conflicto y transmitir valores negativos como las pandillas que consumen drogas o grupos que se organizan para realizar conductas violentas.




Del mismo modo que podemos hablar de climas tóxicos y climas nutritivos, también los actores del  sistema escolar pueden describirse como  tóxicos,  nutritivos  y  aquellos que son invisibles. Es decir hay quienes contaminan los ambientes, quienes los purifican y los hacen crecer y quienes tienen muy poco impacto en ellos.  Los climas nutritivos son aquellos que generan climas en que la convivencia social es más positiva, en que las personas sienten que es agradable participar, en que hay una buena disposición a aprender y a cooperar, en que los estudiantes sienten que sus crisis emocionales pueden ser contenidas, y que  en general contribuyen a que aflore la mejor parte de las personas.


Por el contrario, los climas sociales que podrían describirse como tóxicos,   son aquellos que contaminan el ambiente contagiándolo con características negativas que parecieran  hacer aflorar  las partes más negativas de las personas.  En estos climas, además se invisibilizan los aspectos positivos y aparecen como inexistentes  y por lo tanto existe una percepción sesgada que amplifica los aspectos negativos, y las interacciones se tornan cada vez más estresantes e interfirientes con una resolución de conflictos constructiva.


El clima social que se genera en el contexto escolar depende, entre otros factores, del desarrollo social y emocional que hayan logrado los alumnos, del nivel de desarrollo personal de los profesores y de la percepción que todos ellos tengan de la medida en que sus necesidades emocionales y de interacción social son consideradas

adecuadamente en el ambiente escolar.



El desarrollo emocional y social ha sido conceptualizado de diferentes maneras, se ha hablado de desarrollo personal, inteligencia emocional, inteligencia social, desarrollo afectivo, términos de alguna manera equivalentes que apuntan a la necesidad de considerar estos aspectos para lograr una educación más integral (Goleman, 1996;  Damasio, 1995;  Gardner, 1989; 1993; Garmenzy et al, 1984).    Si bien hay conciencia de que éste es un aspecto esencial para el desarrollo de una buena cultura escolar   no se ha instrumentalizado en forma suficiente el mo lograr estos desarrollos.


Un aspecto importante del desarrollo social es el concepto de desarrollo de la responsabilidad social, que hace parte de la formación de buenos ciudadanos y que aparece en la década de los 90 como un área necesaria a desarrollar en los estudiantes como una forma de lograr habilidades sociales que les permitiera ser más activos e integrarse como miembros responsables de su comunidad social y política. Berman, (1997)  define la responsabilidad social como el compromiso personal con el bienestar de los otros y del planeta. Esta responsabilidad social, según el autor, tendría tres dimensiones fundamentales:


La primera se relaciona con entender que cada uno  pertenece a una red social más amplia que tiene una influencia decisiva en la construcción de su identidad.  La segunda se relaciona con las consideraciones éticas de justicia y preocupación por los otros en que deben enmarcarse las relaciones con los otros. La tercera, se refiere a que la responsabilidad social implica actuar con integridad, es decir en forma consistente con los propios valores.


Si se considera que la escuela es un micro-sistema social, en que los estudiantes están insertos en una estructura social y política, el funcionamiento de la sala de clases, su sistema de justicia, sus convenciones sociales y los patrones de funcionamiento, son experiencias que favorecen o inhiben el desarrollo de la responsabilidad social en los

estudiantes.  Lo que se aprenda en este contexto en relación a cómo se resuelven los conflictos, el establecimiento de relaciones de respeto entre pares, estilos de relaciones con personas de diferentes niveles jerárquicos, etc., es lo que los futuros ciudadanos repetirán desde las posiciones que ocupen en la comunidad cuando sean adultos.


Desde esta perspectiva se supone que el contexto escolar debería estar preparado para desarrollar propuestas que permitan a los niños el desarrollo de la responsabilidad social y las habilidades implicadas que supone que incluyen tanto cogniciones como destrezas instrumentales.   En el mismo sentido, los profesores deberían tener herramientas que les permitieran enfrentar los problemas relacionados con el ficit de habilidades sociales en la sala de clases.     Esto no sólo por consideración a los niños sino también por el desgaste emocional que significa para los profesores el manejar cursos que incluyan alumnos con dificultades para adecuarse e integrarse al contexto social escolar.  Por otra parte, cada vez es más clara la necesidad de implementar programas preventivos en el área de la salud mental, especialmente a nivel de la salud mental escolar.  Esto implica no sólo un ahorro de recursos para la comunidad en términos de no seguir distrayendo fondos para financiar tratamientos individuales, y el costo que significa para el Sistema Educacional las repitencias y la deserción escolar (Shiefelbein, 1991) sino que también se ha demostrado que la efectividad de estas intervenciones es mucho mayor cuando se realizan en el hábitat natural, en este caso la sala de clases (Auerswald, l986; Palazzolli, l985; Aponte, 1970, Arón y Milicic, 1999; 1994).


Uno de   los aspectos importantes de   los programas de mejoramiento del clima social es la necesidad de favorecer la comprensión y lectura   del entorno en que se encuentran involucrados los actores.  Conectarse con las propias vivencias y ser capaz de analizarlas desde una perspectiva conceptual puede ser una estrategia muy significativa para producir cambios.   Así por ejemplo, cuando un profesor se descontrola y agrede verbalmente a un alumno,  esto puede ser semantizado como descontrol o como maltrato. Al semantizarlo como maltrato es altamente   probable que no vuelva a incurrir en ese comportamiento, ya que es muy diferente percibirse a mismo como maltratador que

como una persona descontrolada.  En este sentido va la aseveración de Gaujelac (2000) que se refiere a dos trampas o peligros en relación al dilema  objetividad-subjetividad que se puede aplicar a la reflexión acerca de los distintos aspectos del clima social escolar.
Una trampa sería el usar conceptos sin vida que es el fenómeno que se refiere a la construcción  de teorías y metodologías sofisticadas que no resuenan con lo que a uno le sucede.   En el reverso de la medalla está la vivencia sin concepto, en que las personas relatan lo que les sucede pero no logran realizar un análisis conceptual que les permita una comprensión más integral.   Esta dualidad resalta la importancia de crear espacios de reflexión  acerca  de  las  experiencias  en  que  se  introduzcan  elementos  de  análisis  de permitan  iluminar la reflexión acerca de la realidad y de las posibilidades de cambio.




Climas sociales tóxicos y climas sociales nutritivos en el contexto escolar



Para comprender mejor qué es lo que hay que hacer y cómo hacerlo es necesario plantearse qué consideran los profesores y la literatura como un clima social tóxico y un clima social nutritivo. A partir de nuestra experiencia con numerosos talleres realizados con profesores en el marco de proyectos de investigación acción en el cuadro que se incluye a continuación hemos sintetizado y agrupado las descripciones que hacen los profesores acerca de lo que consideran climas sociales nutritivos y climas sociales tóxicos.


Características que describen un clima  social escolar tóxico y uno nutritivo:







Fig. n° 1: Características de los climas sociales tóxicos y nutritivos en el contextoescolar



Características nutritivas                            Características tóxicas

Se percibe un clima de justicia                        Percepción de injusticia


Reconocimiento explícito de los logros
Ausencia       de       reconocimiento        y/o descalificación
Predomina la valoración positiva
Predomina la crítica
Tolerancia  a los errores
Sobrefocalización en los errores
Sensación de ser alguien valioso
sensación de ser invisible
Sentido de pertenencia
Sensación     de     marginalidad,     de     no pertenencia
Conocimiento      de      las       normas       y consecuencias de su transgresión
Desconocimiento y arbitrariedad   en las normas y las consecuencias de su transgresión.
Flexibilidad  de las normas
Rigidez  de las normas
Sentirse respetado en su dignidad, en su individualidad, en sus diferencias
No sentirse respetado en su dignidad, en su individualidad, en sus diferencias
Acceso y disponibilidad de la información relevante
Falta de transparencia en los sistemas de información. Uso privilegiado de la información
Favorece el crecimiento personal
Interfiere con  el crecimiento personal
Favorece la creatividad
Pone obstáculos la creatividad
Permite el enfrentamiento constructivo de conflictos
No enfrenta los conflictos o los enfrenta autoritariamente






Para las autoras de este artículo resultó muy iluminador la descripción hecha por un grupo de profesores y profesoras en grupos focales sobre su percepción de lo que es de un clima social nutritivo y un clima social tóxico, que incluimos a continuación.


El clima social nutritivo fue descrito por los profesores y profesoras como un lugar donde:
ƒ    me siento acogido
ƒ    me siento motivado

ƒ    tengo posibilidades de participar
ƒ    me siento perteneciente
ƒ    recibo soporte emocional cuando tengo problemas
ƒ    me permite sacar lo mejor de mí
ƒ    tengo oportunidades de crecimiento
ƒ    me siento valorado y reconocido
ƒ    siento que tengo oportunidades
ƒ    me entretengo con lo que hago
ƒ    la mayoría de las personas con que trabajo son significativas para mí
ƒ    siento que el humor es una parte  importante de la cotidianeidad
ƒ    siento que puedo crear y hacer proyectos
ƒ    me gusta trabajar



Un clima social negativo, o tóxico fue descrito por los profesores y profesoras como  un lugar donde:
ƒ    me aburro
ƒ    me siento sobreexigido
ƒ    ocasionalmente me siento maltratado o pasado a llevar
ƒ    no me dan autonomía
ƒ    hay muchas tensiones
ƒ    no hay espacio para la convivencia
ƒ    las condiciones de la infraestructura  son deficientes y sentidas como indignas para el estatus del profesor.
ƒ    no hay formas de expresar los malestares
ƒ    los conflictos se resuelven en forma autoritaria  o no se resuelven
ƒ    hay violencia en las relaciones
ƒ    siento que otros son maltratados y que no puedo defenderlos
ƒ    me siento poco valorado y poco reconocido
ƒ    hay un liderazgo vertical o poco participativo
ƒ    me siento atemorizado e inseguro

Así como no todas las personas se afectan del mismo modo frente a los ambientes contaminados también en el caso del clima social los estudiantes presentan distintos niveles de  vulnerabilidad  frente a los contextos tóxicos. El nivel de vulnerabilidad se asocia con variables familiares


Los estudiantes al llegar a la escuela  llegan con un bagaje de  actitudes, valores y creencias, producto de la socialización previa recibido en la familia y en su entorno más próximo, en lo que Bernstein llamó  práctica pedagógica local   (Bernstein, 1988, cit. En Izquierdo 2000), que puede ser muy contrastante con la llamada   práctica pedagógica oficial.


En  los  grupos  más  vulnerables,  donde  predominan  códigos  restringidos  que expresan  principios y significados característicos de sus condiciones y de su contexto, es más posible que existe una mayor distancia entre las practicas pedagógicas de la familia y la escuela.


En ese sentido la percepción que los alumnos tengan del clima social escolar está necesariamente influida por la proximidad o distancia que él percibe entre los códigos de ambos contextos.     En ese sentido las actitudes de los estudiantes con respecto a la institución escolar podrían relacionarse con los aspectos expresivos e instrumentales de dicha institución ( Izquierdo, 2000). Los objetivos instrumentales se relacionan con que el alumno perciba que sus aprendizajes y rendimientos tenga que ver con posiciones sociales y profesionales,   en tanto que los objetivos expresivos se refieren a los valores y las actitudes.  En la medida en que exista una proximidad entre los valores y actitudes de la familia y la escuela  más fácil será a la identificación  de los jóvenes con la institución


La misma autora cita la tipología de Fernández Enguita que describe cuatro modalidades de vinculación ala escuela basándose en la clasificación de Bernstein. Las estrategias que pueden utilizarlo s alumnos son las siguientes:

Adhesión,   que se produce cuando hay un máximo de identificación entre los objetivos y valores de la familia y la escuela. Se ha descrito como un grupo de alumnos pro-escuela y es más frecuente en los grupos altos y medios.


Rechazo   se produce cuando los valores de la   familia y los de la escuela son antinómicos. En esos casos se produce un rechazo a los valores de la escuela optándose por los de la familia.  Aquí el resultado es el de un grupo de alumnos antiescuela.


Acomodación, estos alumnos optan por los valores de la escuela ya que perciben que esto les permite movilidad social. Ello conduce a actitudes pro escuela pero no a una integración grupal.


Disociación   estos   alumnos   tienen   una   identificación   alta   con   los   aspectos expresivos pero no  se identifican con los aspectos instrumentales, es decir no perciben  a la escuela como posibilidad de movilidad y estatus social.


DESCRIPCION DEL PROGRAMA



A partir de la revisión bibliográfica y del procesamiento de la información recogida a través de grupos focales realizados con profesores y con estudiantes   en el marco del proyecto Fondecyt (Arón y Milicic, 1999) se identificaron los principales estresores del clima social escolar desde la perspectiva de los profesores y de los estudiantes.   Se identificaron además las estrategias utilizadas   por los   profesores y   por alumnos para mejorar el clima social escolar o, para minimizar los efectos de un clima social escolar adverso.


El programa esta compuesto por  ocho unidades educativas.  Para cada una de las unidades se diseñaron objetivos específicos y treinta y tres actividades orientadas a cumplir con estos objetivos. Las actividades fueron diseñadas para ser realizadas por los profesores con los estudiantes en la sala de clases en forma grupal y con una duración aproximada de 90 minutos.



El diseño supone actividades orientadas a aumentar el contacto consigo mismo y a partir de allí favorecer la interacción con los otros. En las actividades se buscó, además,   la conexión de los alumnos en sus redes sociales y la integración de los recursos de la comunidad al contexto escolar.


Las unidades educativas diseñadas fueron entregadas a los profesores como sugerencias de actividades a realizar, pudiendo ellos modificarlas de acuerdo a cada contexto o idear otras a partir de los objetivos y conceptos básicos.


A continuación se describen los objetivos para cada una de las unidades educativas:
Objetivos de las unidades educativas del Programa de Mejoramiento de Clima social

escolar y Desarrollo personal, de Aron y Milicic (1999)




Unidad I:

Evaluando el clima social




ƒ       Que  los  alumnos  conozcan  el  concepto  de clima social escolar  y los factores con que           se relaciona.
 Que  los  alumnos  aprendan  a  evaluar  el  propio clima escolar
 Sensibilizar a los alumnos en relación al efecto negativo de la violencia sobre los ambientes sociales.
 Visualizar   las   causas   y   consecuencias   de   la violencia en el contexto escolar.
 Generar en los estudiantes una actitud activa en el

mejoramiento del     clima social escolar.




Unidad II:

De dónde provienen mis fortalezas

ƒ   Que  el  alumno  tome  conciencia  de  las

fuentes de sus recursos internos y externos en distintas áreas.


Que el alumno valorice la importancia del apoyo de otros, y lo fortalecedor que es tener alguien que confíe en uno.


•Que   los   alumnos   identifiquen   a   alguna persona clave en sus vida que haya confiado en ello


•Que el alumno(a) pueda identificar cuáles son sus prioridades en relación a la familia, los amigos, el estudio, las entretenciones, el deporte, etc.


•Que el alumno pueda identificar cuáles son sus expectativas para el futuro y cuáles son los pasos que debe dar para cumplirlos


Unidad III:

Por qué son importantes los amigos y las amigas

Que el alumno reflexione acerca de la importancia del grupo de amigos en general y cuando se enfrentan situaciones difíciles


Que  el  alumno  reconozca  la  importancia  de generar espacios de convivencia para conocer más cercanamente a otros y entablar amistad.

Que el alumno desarrolle estrategias que permitan generar espacios   de  convivencia  y  cercanía  con otros compañeros.


Que  el  alumno  tome  conciencia  del  estilo  de relación interpersonal propio


Que     el     alumno     aumente     su     capacidad autoexposición

     Que   el   alumno   mejore   su   capacidad   de vincularse en relaciones diádicas.


Favorecer  el  establecimientos  de  vínculos  entre los alumnos a través de la    búsqueda de intereses comunes.


Favorecer el establecimiento de vínculos entre los alumnos a través del hecho de tener experiencias de vida comunes.




Unidad III:

Mejorando la comunicación




•Que los alumnos reflexionen acerca de las dificultades que acarrean    los        problemas       de comunicación en las relaciones con otros.


•Que los alumnos conozcan los factores que facilitan y los que interfieren con una buena comunicación


Que los alumnos conozcan y ejerciten la distancia personal más           adecuada   para   una         buena

comunicación.



•Que   los   alumnos   desarrollen   la   capacidad   de comunicarse en forma concordante.


Generar una actitud activa para la superación de las dificultades en la comunicación.


•Reflexionar acerca de los factores relacionados con una buena sintonía emocional.

•Reflexionar acerca de los factores relacionados con falta de sintonía emocional y sus consecuencias.




Unidad V:

Estrés




•Que los alumnos reconozcan los signos del estrés.



•Que identifiquen las fuentes generadoras de estrés


Que  compartan  las  estrategias  que  utilizan  para disminuir la tensión.







Unidad VI:

Buscando soluciones




•Que los alumnos reconozcan los elementos de un problema, las estrategias de resolución de problemas a través del desarrollo de pensamiento alternativo y de la  capacidad  de  anticipar  las  consecuencias  de  sus actos



Que los alumnos sean capaces de implementar la capacidad de toma     de decisiones, eligiendo la mejor alternativa frente a una situación      problema.


•Que los alumnos sean capaces de aplicar una metodología de resolución de problemas a alguna dificultad personal.


Ejercitar la toma de distintas perspectivas frente a un determinado problema al analizarlo.


En relación al análisis de un problema, que los alumnos puedan desarrollar una actitud de tolerancia frente a las divergencia, de aceptación de las diferencias, capacidad de escuchar a otros, flexibilidad para incorporar nuevas perspectivas.


Unidad VII:

Resolviendo conflictos interpersonales



•Que los alumnos conozcan las formas constructivas y no constructivas de resolución de conflictos interpersonales.


•Que los alumnos puedan identificar cuáles son sus propias modalidades de enfrentar y resolver los conflictos interpersonales.


•Que los alumnos reflexionen acerca de cuáles son las formas más apropiadas para enfrentar y resolver un

conflicto.



Que los alumnos sean capaces de analizar las consecuencias para los involucrados y para el grupo de cada una de las estrategias de enfrentamiento y resolución.


•Que los alumnos ejerciten las distintas fases de un proceso de mediación entre pares


Unidad VIII

Somos responsables por nosotros mismos

•Que los alumnos puedan darse cuenta de los riesgos a que están expuestos y sus consecuencias


•Que los alumnos tomen conciencia de su propia responsabilidad en la evitación de riesgos


•Que el alumno tome conciencia de la necesidad de desarrollar estilos de vida sano a través de un adecuado autocontrol


•Que los alumnos puedan identificar aquellos eventos y actividades en los cuales disfrutan y lo pasan bien.


•Que los alumnos sean capaces de conectarse con estos eventos como una fuente de energía y revitalización.

La responsabilidad de crear un clima social positivo y nutrivo corresponde a todos los actores del sistema. Sin embargo es a la institución educativa, desde sus estamentos técnicos y directivos a las que prioritariamente les cabe la responsabilidad de planificar espacios en que se reflexione sobre la relevancia del clima social para el rendimiento de los estudiantes, para la satisfacción laboral y la prevención del desgaste profesional. Evaluar la calidad del clima social escolar, es decir ver qué aspectos corresponden a fortalezas y cuáles a debilidades que pueden ser mejoradas. A partir de este análisis es importante diseñar estrategias que permitan a cada uno de los actores del sistema analizar cuáles pueden ser sus aporte al mejoramiento del clima social y cuáles serían sus demandas.


En ese sentido, los programas de mejoramiento de clima social dirigido a los estudiantes deben necesariamente tener una etapa previa de trabajo por parte de los profesores, con el fin de reflexionar acerca de estos aspectos y ejercitar las destrezas instrumentales que les permitirán poner en práctica las actividades con los estudiantes.  Las autoras de este artículo han utilizado el programa de unidades educativas descritas en este artículo para el mejoramiento de clima social escolar en talleres de perfeccionamiento de profesores. (Arón, Milicic, 1999, Fundación Arauco, 2000).


En estos talleres, en que los profesores reciben como material de apoyo las unidades educativas se pretenden dos objetivos fundamentales. El primero es que a partir de la discusión de los conceptos fundamentales relacionados con el clima social, los docentes sean capaces de leer y reinterpretar la realidad escolar desde la perspectiva de los factores que influyen en el entorno social escolar.    El segundo objetivo es que los profesores se habiliten en las estrategias instrumentales necesarias poner en práctica programas de mejoramiento del clima social escolar desde los estudiantes.




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