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martes, 28 de octubre de 2014

El soporte antropológico del pensamiento de Vygotski

El soporte antropológico del pensamiento de Vygotski
René Van der Veer
Departamento de Educación, Universidad de Leiden, Holanda
En: Studies in Soviet Thought 42: 73-91, 1991.

Traducción: Efraín Aguilar

A fines de la década de 1920 Vygotski y Luria desarrollaron una serie de ideas que vendrían a ser bien conocidas como la teoría histórico-cultural de los procesos psicológicos superiores (1). Actualmente diferentes aspectos de esta teoría gozan de creciente popularidad entre los psicólogos del desarrollo tanto de la Unión Soviética como de occidente. Desafortunadamente ciertas ideas clave del pensamiento de Vygotski no han recibido nunca un tratamiento apropiado en la literatura contemporánea. Más específicamente, la presentación de las ideas de Vygotski tiende a omitir ciertos asuntos sensibles concernientes a la aceptación antropológica de la teoría histórico-cultural. El resultado es una visión selectiva y distorsionada de Vygotski como figura histórica de la psicología.

Un ejemplo es la monografía de Vygotski y Luria (2) Estudios de la historia de la conducta. Mono, hombre primitivo, niño. Como es obvio por el título, este libro se relaciona con tres ámbitos del desarrollo: 1) desarrollo mental desde los primates hasta los humanos; 2) desarrollo mental desde los "salvajes" hasta el hombre moderno europeo; y 3) desarrollo mental desde el niño hasta el adulto (europeo). La idea básica del libro, mencionada en el mismo y no representada en ninguna de las versiones soviética o inglesa de los Collected Works de Vygotski, fue que la comparación de esos tres dominios del desarrollo debería revelar líneas paralelas interesantes y útiles.

En la actualidad visiones similares son sostenidas solo por algunos sociobiólogos o etólogos (3), pero son juzgadas más bien con escepticismo por la mayoría de los psicólogos. Pareciera, entonces, que una discusión abierta y crítica de la teoría de Vygotski sería benéfica a partir de una presentación clara de sus puntos de vista.

Temas básicos

En lo que sigue presentaré una revisión de las ideas de Vygotski relacionadas con el segundo de estos ámbitos del desarrollo mencionados antes, esto es, el desarrollo del "salvaje" hasta el europeo moderno. Una discusión más completa de esta visión relacionada con los otros dominios del desarrollo se dará en otro lugar (4). En lo que sigue presentaremos varias de las ideas clave del conjunto altamente complejo y algo heterogéneo de ideas conocidas como teoría histórico-cultural. Esto nos permitirá ver el tratamiento de Vygotski a los hallazgos etnológicos en su propio contexto.

Primero, la teoría implicaba una distinción entre, y una visión de, los tres ámbitos del desarrollo ya mencionados: a) el desarrollo de las especies animales hasta las humanas (o filogenia); b) el desarrollo del hombre "primitivo" al hombre moderno (es decir, historia); y c) el desarrollo del niño hasta el adulto (ontogenia). Distinguir y comparar esos diferentes dominios no fue del todo original en ese momento y básicamente se produjo por la aceptación general de Vygotski de las ideas contemporáneas evolutivas establecidas por Lamarck, Spencer y Darwin. Pensadores eminentes como Bühler (5), Freud (6), Kafka (7), Koffka (8), Kretschmer (9), Stern (10) y Werner (11) aceptaron el punto de vista evolutivo e hicieron comparaciones especulativas entre los diferentes dominios del desarrollo. Freud (12) por ejemplo, argumentaba que las tribus "primitivas" formaban un "bien preservado estadio preliminar de nuestro propio desarrollo". Veinte años después, el primer volumen del libro de Kafka Handbook of Comparative Psychology explícitamente distinguía como pasos del desarrollo mental (en alemán Entwicklungsstufen des Seelenlebens) los tres ámbitos mencionados arriba (13). Finalmente, unos años más tarde Koffka (14) advertía que "el sujeto que normalmente investigamos en psicología es el adulto oeste-europeo 'educado', un ser que, hablando biológicamente, se halla en el último peldaño". Así, distinguir y comparar esos dominios del desarrollo no fue algo original de Vygotski y, en cierto sentido, él no hizo más que seguir los pasos de una poderosa tradición del pensamiento europeo.

Segundo, Vygotski buscó ligar su visión del desarrollo con los ámbitos de la antropología marxista. Esto resultó en una visión específica de la transición del animal hacia el ser humano. En general, Vygotski aceptaba la declaración de Darwin sobre la evolución y no tuvo problemas con la idea que la evolución de los animales al hombre era un proceso constante. Pero no aceptó la historia completa y se resistió a la declaración de Darwin que "las facultades mentales del hombre y de los animales inferiores no difieren en tipo, aunque sí en grado" (15). Al contrario, Vygotski decía que había diferencias fundamentales entre los animales y el hombre, diferencias que se originaron con la aparición de la cultura humana. Mientras los animales son casi totalmente dependientes de la herencia de rasgos basados genéticamente, los seres humanos pueden transmitir y dominar los productos de la cultura. Al manejar el conocimiento y el juicio incorporados en la cultura humana, ellos pueden dar un paso decisivo hacia su emancipación de la naturaleza. Los rasgos específicamente humanos son, así, adquiridos al dominar la cultura mediante la interacción social con otros. Razonando en esta vía, Vygotski restringió el papel de la evolución biológica y de la base genética de la conducta humana. En su opinión la conducta tenía un fondo genético y este fondo tenía su origen en la evolución biológica, pero estaba restringido a lo que se llamaba procesos psicológicos inferiores. Los procesos psicológicos superiores, específicamente humanos, se habían desarrollado en la historia humana y tenían que ser dominados de nuevo por cada niño en un proceso de interacción social.

Esta distinción entre evolución biológica e historia humana la basó en los escritos de Marx y, quizá más, en Engels. Marx (16) había definido al hombre, siguiendo a Benjamín Franklin, como "un animal fabricante de herramientas" y Engels en su estudio "Papel del trabajo en la transición del mono al hombre" había elaborado este punto de vista. Vygotski estaba al tanto del informe de Engels publicado en la Unión Soviética en Dialéctica de la Naturaleza (17) y con frecuencia le citaba para explicar las diferencias entre los animales y el hombre.

El informe de Engels acerca del origen del Homo sapiens era más bien crudo, pero no improbable en vista de las evidencias a la mano (18). De acuerdo con él, la historia del género humano se originó cuando el precursor del hombre dejó los árboles y desarrolló una postura erecta. Este fue un paso decisivo hacia la transición del animal a hombre (19). La postura erecta liberó las manos para manipular objetos y permitió el desarrollo de actividades motoras finas junto con el desarrollo de procesos visuales. El resultado fue una mejora gradual de la coordinación ojo-mano y el desarrollo de las regiones cerebrales correspondientes. Las manos, los órganos de los sentidos y el cerebro se desarrollaron en una compleja interacción. Tan pronto como el hombre comenzó a colaborar en el trabajo, experimentó la necesidad de un medio de comunicación. Esto, argüía Engels, resultó en el desarrollo del habla. El trabajo, entonces, llegó primero y creó a su vez la necesidad de hablar (20).

El trabajo fue definido por Engels y Marx como la característica definitiva de los seres humanos. El origen del trabajo fue la manufactura de las primeras herramientas primitivas de pedernal por nuestros predecesores. La cooperación en grupos, la fabricación de instrumentos y la comunicación mediante el habla gradualmente llevaron a la transformación planeada, deliberada de la naturaleza. Engels reconocía que los animales mostraban el inicio de la consciencia, las acciones planeadas, tal como Marx reconocía su uso incipiente de herramientas, pero señalaban una diferencia principal entre animales y hombre: los animales usan la naturaleza, mientras lo humanos la controlan.

En suma, Engels enfatizaba la manufactura y uso de instrumentos en la historia del género humano e indicaba que los seres humanos desplegaban una relación esencialmente diferente con el medio ambiente: en vez de usar pasivamente sus habilidades, los seres humanos transformaban activamente la naturaleza. Vygotski aceptaba esto desde luego y procuraba integrarlo en su teoría del hombre. Aceptar la teoría de Engels implicaba una distinción entre evolución biológica e historia humana y un fuerte énfasis en el papel de las herramientas y el trabajo en el origen de la cultura humana. Uno de los mayores cambios en Vygotski sería demostrar cómo el uso de herramientas y el trabajo influyeron en los procesos mentales humanos.

La combinación de ideas contemporáneas antropológicas y psicológicas con la visión del mundo marxista no estuvo exenta de problemas. Un problema que dejó irresuelto Engels fue el de la naturaleza exacta del periodo histórico. ¿Podemos reconstruir la historia del Homo sapiens desde las culturas "primitivas" hasta el hombre contemporáneo? ¿Era permisible usar evidencia transcultural al respecto, asumiendo que los pueblos actuales no occidentales eran de alguna manera idénticos o similares al hombre "primitivo" histórico? Esas preguntas fascinaban a Vygotski y a sus contemporáneos, muchos de los cuales veían desarrollos lineales del mono al salvaje, y ello no podía ser evitado en la gran teoría que Vygotski vislumbró. Para responderlas él volteó hacia la evidencia etnográfica proporcionada por Durkheim, Lévy-Bruhl y Thurnwald.

Durkheim

El entendimiento de Vygotski acerca de otras culturas y de la relación de la cultura con los procesos mentales se basó en sus lecturas de Durkheim, Lévy-Bruhl y, más importante, de Thurnwald. Aunque algunas veces él se refería a Durkheim de manera crítica (21), es fácil ver porqué las ideas del líder de la escuela sociológica francesa parecen apelar a él. En primer lugar, Durkheim, como su contemporáneo Janet," tomó un explícito punto de vista genético. Defendió la idea que cualquier explicación real de los fenómenos sociales complejos se apoyaba en la reconstrucción de su desarrollo.23 En segundo lugar, Durkheim rechazó la idea que la función mental compleja puede ser derivada de lo individual. En su visión cada sociedad incorpora una serie de "representaciones colectivas" que se imponen por sí mismas, como categorías kantianas, al individuo. Esas representaciones colectivas fueron las portadoras de la experiencia acumulada en muchas generaciones de personas. Para Durkheim ellas fueron

instrumentos hábiles del pensamiento, que los grupos humanos han… forjado en el curso de los siglos y en donde han acumulado su capital intelectual (24).
Según Durkheim las representaciones colectivas fueron similares a las herramientas, porque estas también representan capital acumulado (25). Concluyó que

Para saber de qué están hechas las concepciones que no hemos hecho nosotros mismos, no bastaría con preguntarle a nuestra consciencia: DEBEMOS MIRAR HACIA AFUERA DE NOSOTROS, ES LA HISTORIA LO QUE DEBEMOS OBSERVAR" (26).
No es del todo difícil ver cómo esta concepción pudo haber influido en Vygotski. Es suficiente con reemplazar las "representaciones colectivas" por los "procesos mentales superiores" para reconocer las ideas que Vygotski externó en muchas ocasiones. Esto no quiere decir, por supuesto, que la teoría histórico-cultural es equivalente al enfoque de Durkheim. Para Vygotski y sus discípulos, por ejemplo, Durkheim no proporcionó una explicación suficiente del origen de las representaciones colectivas, ni brindó un reporte psicológico adecuado de la vía por la que los individuos las adquirieron. Sin embargo puede verse que Vygotski, directa o indirectamente a través de Lévy-Bruhl, adoptó mucho del enfoque global de Durkheim.

Lévy-Bruhl

Parte de la influencia que Lévy-Bruhl ejerció en Vygotski debería ser atribuida indirectamente a Durkheim. Así, Lévy-Bruhl (27) compartió la idea de Durkheim sobre las representaciones colectivas y dijo que las funciones mentales superiores eran ininteligibles mientras uno estudiara lo individual. Levy-Bruhl, sin embargo, también proveyó a Vygotski con muchas descripciones detalladas del pensamiento "primitivo", descripciones que Vygotski usó en sus caracterizaciones de las culturas "primitivas" y en sus muchas comparaciones de niños con "primitivos."

La influencia de Lévy-Bruhl es más claramente discernible en Estudios de la Historia de la Conducta. Mono. Hombre primitivo. Niño (28). En el segundo capítulo, Vygotski relató muchos hallazgos de Lévy-Bruhl y estrechamente siguió la organización de su material. En el segundo parágrafo de este capítulo Vygotski relacionó la disputa de Lévy-Bruhl con la escuela británica de antropología. Lévy-Bruhl (29) criticó a Tylor y Frazer por sus ideas que las operaciones de la mente humana son idénticas en toda cultura. Al menos él pudo haber dejado abierta la posibilidad que la variedad cultural descarriada de representaciones colectivas correspondieran a diferentes funciones mentales. Vygotski estuvo completamente de acuerdo con este razonamiento: aceptar el punto de vista de la antropología británica implicaría aceptar la idea que la mente humana no se ha desarrollado del todo durante la historia humana. La sola diferencia entre las culturas estaría en el contexto de la experiencia, los mecanismos de la mente serían idénticos en cada época y cultura (30).

Vygotski reconoció que Lévy-Bruhl fue el primero en decir que los mecanismos del pensamiento "primitivo" no coinciden con aquellos del "hombre cultural". A pesar de algunas inexactitudes Lévy-Bruhl debía tener credibilidad por el hecho de que

Fue el primero en establecer el problema del desarrollo histórico del pensamiento. Él mostró que en sí mismo el tipo de pensamiento no es una unidad constante, sino una que cambia y se desarrolla históricamente. Los investigadores que siguieron el camino indicado por él habían tratado formular más precisamente de qué depende la diferencia entre los tipos históricos de pensamiento del hombre cultural y del primitivo, en qué reside la peculiaridad del desarrollo histórico de la psicología humana (31).
Podemos ver, entonces, que una idea fundamental de la teoría histórico-cultural, a saber, la idea que la gente de diferentes culturas y épocas tiene diferentes procesos mentales superiores, fue presentada en el trabajo de Lévy-Bruhl. Esta fue la idea que Luria buscaría corroborar en sus expediciones a Uzbekistán (32). De nuevo, el hecho que Vygotski usara las ideas de Lévy-Bruhl no implica que aceptara toda su teoría. Apoyándose en varios críticos había sugerido que la caracterización de Levy-Bruhl sobre las representaciones colectivas "primitivas" como "pre lógicas" era desafortunada: vistas desde su punto de vista subjetivo ellas eran completamente lógicas. La idea básica de Durkheim y Lévy-Bruhl que las diferencias de mentalidad entre la gente que vive en diferentes culturas no eran atribuible a sus capacidades individuales, tenía otro lado. Este implicaba que la gente al vivir en culturas "primitivas" o "inferiores" no era necesariamente inferiores intelectualmente a los occidentales. Lévy-Bruhl, en particular, enfatizaba repetidamente que los "primitivos" no sufrían de indolencia intelectual (torpeur intellectuelle) o de una debilidad del espíritu (faiblesse d'esprit)" (33). Si algunas veces parecían estúpidos, esto no era sino una "estupidez aparente", resultado del hecho que nuestras preguntas simplemente no tuvieran sentido para ellos (34). Las representaciones colectivas de los "primitivos" constituían otro mundo, un mundo que en muchos puntos no coincidía con el nuestro. En consecuencia, muchas de las preguntas que se hacía el hombre occidental simplemente no se las hacían ellos (35).

La implicación de esta visión fue que uno no debería confrontar a gente de otras culturas con tareas típicas de nuestra cultura y sacar entonces conclusiones basadas en su posible "pobre" ejecución. Esto sería juzgarlos mediante nuestros estándares occidentales y ver su pensamiento como una forma rudimentaria del nuestro, un abordaje que Lévy-Bruhl explícitamente condenó. Uno puede ver, entonces, que el enfoque de Lévy-Bruhl lleva a conclusiones que fueron de gran valor para Vygotski. Por cierto, afirmar que la gente de diferentes culturas tiene diferentes capacidades mentales superiores, pero que no difieren respecto a las capacidades básicas, solo está a un paso de lo establecido por Vygotski que sus procesos mentales superiores difieren, mientras que los inferiores son idénticos. Esta visión, por cierto, contradice aquella de muchos contemporáneos de Lévy-Bruhl quienes a menudo estuvieron inclinados a atribuir las diferencias mentales a capacidades innatas.

Podemos concluir que Lévy-Bruhl proveyó a Vygotski de una vía fructífera de pensamiento acerca de la relación de la cultura con los procesos mentales. En suma, le proporcionó a Vygotski muchas observaciones del modo como piensa la "gente primitiva". Esas observaciones etnográficas fueron utilizadas por Vygotski para reconstruir el desarrollo histórico del pensamiento humano y extraer comparaciones con la ontogenia humana.

Empleo de las observaciones etnográficas de Lévy-Bruhl

Vygotski aceptó, por ejemplo, los hallazgos de Lévy-Bruhl (36) presentados hipotéticamente y mostrando que la gente "primitiva" pensaba con conceptos de carácter muy concreto. El pensamiento "primitivo" no podía llevar a la formación de conceptos y al conocimiento científico (37), un hecho reflejado en su lenguaje comparativamente subdesarrollado en el cual hay muy pocos términos genéricos, pero con una riqueza de nombres concretos para todo tipo de objetos (38). Cuando la gente "primitiva" empleó términos genéricos fueron en su mayoría del tipo concepto-familia "inadecuado", esto es, varios ejemplos de conceptos se superponían, pero no había una característica que todos ellos compartieran (39). En muchos casos donde nosotros usaríamos conceptos abstractos, los "primitivos" confiarían en su memoria prodigiosa,40 un fenómeno que le recordaba a Vygotski la conducta de los niños occidentales. En suma, Lévy-Bruhl y Vygotski estaban de acuerdo en que el pensamiento "primitivo" es muy concreto y, por lo tanto, se restringe a situaciones inmediatas. También se liga más con las emociones y las impresiones visuales. Vygotski tal vez no habría objetado a un contemporáneo diciendo que estas características del pensamiento "primitivo" lo situaban en una posición intermedia entre la total dependencia de los monos al campo visual, y el pensamiento abstracto, descontextualizado del occidental adulto. De hecho él comparó la memoria del hombre primitivo con la del niño occidental.

Sin embargo, los hallazgos de Lévy-Bruhl también mostraron que la gente "primitiva" de culturas "atrasadas" (41) recurría a estímulos creados artificialmente para controlar su propia conducta. Uno de los ejemplos que Vygotski relató en varias ocasiones fue aquel de los jefes Magololo quienes resolvían algún evento a través del sueño; o arrojando huesos como procedimiento de decisión (42); y usando partes del cuerpo en las cuentas (43). Vygotski aceptaba todos esos ejemplos de varios métodos cognitivos en ls culturas contemporáneas no occidentales como indicaciones de que, históricamente, el pensamiento occidental había pasado por estadios en los cuales esos métodos habían prevalecido. Cuando visitaban a los aborígenes australianos, los etnógrafos occidentales estaban visitando el pasado de su propia cultura.

Esta conclusión de nuevo nos confronta con la pregunta si después de todo Vygotski adoptó un simple esquema evolutivo y si su teoría cultural-histórica estaba libre de ideas etnocentristas. Para establecer esta cuestión voltearemos a otra de sus mayores fuentes de información acerca de la función mental del hombre "primitivo": la Psychologie des primitiven Menschen de Thurnwald.

Thurnwald

La idea básica del etnólogo alemán era que la mente moderna (europea) es superior a la del hombre prehistórico. Esta superioridad no podía ser explicada por diferencias en la estructura biológica, sino que tenía orígenes culturales. La superioridad mental de las gentes actuales se debía a la invención y acumulación de medios y procesos culturales. Desafortunadamente, se tenía muy escaso conocimiento confiable acerca de la cultura y mente del hombre prehistórico. Para ilustrar su punto de vista Thurnwald propuso mirar hacia varias culturas no occidentales.

Tal enfoque generó preguntas, como todas las que Thurnwald bien realizaba. ¿Puede uno recurrir al estudio de gente actual, aunque no sea occidental, si el objetivo es estudiar al hombre prehistórico? ¿El estudio de la cultura, o restos de la cultura de la gente le permite a uno sacar conclusiones acerca del modo como esa gente pensaba (pensaron)? ¿Es la cultura del hombre occidental superior a la del hombre contemporáneo no occidental, "natural," o "primitivo"? Esas eran varias de las preguntas que, idealmente, debían ser contestadas.

Thurnwald no estaba muy seguro de todos esos aspectos pero hizo, al menos implícitamente, cuatro observaciones que dieron alguna luz acerca de esos puntos. Estas fueron que 1) el hombre prehistórico fue el precursor de todos los seres humanos actuales; 2) la cultura y la mente del hombre prehistórico fueron similares a la del hombre "natural" actual; 3) no había diferencia en la estructura biológica entre el hombre occidental contemporáneo y el no occidental o "natural" y 4) la cultura y la mente del hombre occidental contemporáneo eran superiores a las del hombre no occidental.

La primera observación no necesita comentarios y no será discutida aquí. Respecto a la segunda, Thurnwald defendió un cauteloso punto de vista, estableciendo que las similitudes en un rasgo cultural (por ej., tecnología) simplemente no pueden llevarnos a la conclusión de las similitudes en el carácter mental. Pero si uno hallara muchas de esas costumbres y productos, entonces tal conclusión parecía justificarle (44). Entre los tópicos que Thurnwald discutía estaban, entre otras cosas, los diferentes tipos de comunidades en las que vivían las gentes, el papel de las mujeres en las mismas, los diferentes tipos de tecnología usados, diferentes tipos de economía, leyes, ideas morales, música, arte, escritura y lenguaje, sistemas de conteo, pensamiento mítico y religión. Su idea era una de las que Vygotski transformaría en piedra angular de su teoría, que la cultura, como un medio de control y conocimiento del medio ambiente, no solo implica perfección tecnológica; también comprende las habilidades cognitivas (45). Desde luego, aquí Thurnwald tocó un problema que permanece vivo en la psicología transcultural de la actualidad (46). Según todo lo anterior, Thurnwald creía que era posible, después de una consideración cuidadosa de muchos fenómenos culturales, sacar conclusiones acerca de la cultura y el pensamiento prehistóricos con base en el estudio de la gente natural de la actualidad.

La tercera observación de Thurnwald era muy relevante para la idea de Vygotski sobre los procesos psicológicos inferiores. La duda era si las diferentes culturas de la gente natural no debían ser explicadas por su diferente estructura biológica. Varios hallazgos, tales como la pubertad temprana entre los nativos, parecían señalar que esas gentes en verdad pertenecían a un tipo biológico diferente. Sin embargo, contrario a muchos de sus contemporáneos, Thurnwald sintió que la evidencia no era concluyente. No excluyó la posibilidad de que tales fenómenos eran causados por diferentes costumbres culturales (por ej. hábitos alimenticios) y concluyó que la existencia de diferentes tipos biológicos entre las gentes actuales no había sido probada.

Con respecto a la cuarta observación, Thurnwald admitía que, por supuesto, había una enorme variedad de gente actual "primitiva" o "natural". Es más, esas gentes no eran de ninguna manera primitivas en el sentido de no tener ninguna cultura: ellas tenía su propia, aunque "pobre", cultura. En este punto, remarcaba, estaban más cerca del hombre europeo que de los monos (47). Sin embargo, Thurnwald argüía, con base en nuestras y sus habilidades tecnológicas-intelectuales, que tendemos a pensar que somos culturalmente "más desarrollados" que ellos. Estamos inclinados a llamar a ciertas culturas "inferiores", a otras "superiores" y a discernir ciertos desarrollos "progresistas". Obviamente, la idea es que nuestra mente depende históricamente de la suya y nuestra cultura se desarrolló de la suya. Esto podría implicar que la cultura de la gente no occidental había llegado a un estancamiento en los pasados milenios. Al estudiar a la gente no occidental estudiaríamos nuestro propio pasado.

Thurnwald mencionó la idea que diferentes culturas debían ser en realidad incomparables en una escala lineal. Sorpresivamente, él tendía a estar de acuerdo con este punto de vista. Teóricamente hablando, Thurnwald estableció (48) que uno solo podía decir que la cultura humana se ramificó en diferentes direcciones, pero subjetivamente la "acumulación" de conocimiento y las habilidades son experimentados por los occidentales desde un punto de vista egocéntrico, como progreso. En la práctica, Thurnwald se sintió más inclinado al punto de vista subjetivo, y a través de su libro usa libremente términos como "pobre" y "miserable" para caracterizar las culturas de gente no occidental.

En suma, es probablemente justo decir que Thurnwald fue un etnocentrista moderado. Él pensó claramente que las culturas occidentales eran superiores a todas las demás, y que estas últimas representaban un estadio del desarrollo mental que los occidentales hacía tiempo habían dejado atrás. Por otro lado, él admitía que desde un punto de vista objetivo prácticamente inasequible, estos diferentes niveles de cultura deberían ser vistos como variantes culturales equivalentes.

Vygotski y Thurnwald

Es bastante interesante ver cuales elementos del pensamiento de Thurnwald aceptó Vygotski y cuales simplemente ignoró. Lo primero que se puede notar es que Vygotski totalmente compartió la postura levemente etnocentrista defendida por Thurnwald. Vygotski estaba de acuerdo con que uno puede discernir diferentes niveles de cultura y veía el estudio de la gente de "mundo incivilizado" como legítimo para obtener datos acerca de la mente "primitiva" del hombre prehistórico (49). También aceptó el punto de vista de Thurnwald que la inferioridad cultural de estas gentes no era necesariamente causada por factores biológicos: su anatomía y fisiología no eran muy diferentes de las nuestras. De hecho, mientras Thurnwald había escrito que la evidencia para esto no era concluyente, Vygotski se refirió a él como quien declara que no existían diferencias biológicas. Esto es de considerable importancia ya que fue la única evidencia que Vygotski obtuvo para decir que los procesos psicológicos inferiores, presumiblemente muy ligados a la estructura biológica, eran idénticos para todos los seres humanos en diferentes culturas y épocas.

Sin embargo, la selección de Vygotski del fenómeno cultural al discutir las diferencias entre varias culturas fue bastante diferente a la de Thurnwald. Él significativamente limitó el concepto de cultura de Thurnwald centrándolo en el fenómeno del lenguaje, en los sistemas de conteo y en la escritura, e ignoró temas tales como los diferentes sistemas de leyes, pensamiento moral, arte y religión. Debe haber habido tres razones para esta selección particular de fenómenos culturales relevantes. En primer lugar, es posible distinguir entre una evolución cultural social, "suave", y otra tecnológica, "dura" (50). Evolución social incluye los cambios en las formas de leyes y gobiernos, economía, familia, música, arte y religión. Tecnología es el descubrimiento e implementación de métodos por los cuales los seres humanos pueden actuar sobre su medio. El éxito depende de su manipulación de las leyes de la naturaleza. Descubre las leyes de la naturaleza y busca manipularlas. Teniendo en mente esta distinción uno ve inmediatamente que Vygotski ignoró todo fenómeno cultural correspondiente a la evolución social. La razón para esta selección parece clara: hay muy poca evidencia para el progreso en este dominio de la cultura (51). El caso parece diferente por los temas que Vygotski seleccionó: sistemas de escritura, de conteo y lenguaje. Para Vygotski y contemporáneos, al menos, parecía obvio que, por ejemplo, usar partes del cuerpo para contar era más limitado que contar con el uso de números escritos. También, la evidencia recogida por Lévy-Bruhl y otros antropólogos parecía indicar que los idiomas de los nativos eran definitivamente inferiores por lo que se refiere a la posibilidad de formar conceptos abstractos. Así, Vygotski seleccionó aquellos aspectos de la cultura que eran señales de la historia humana y con respecto a los cuales la noción de progreso cultural era intuitivamente más plausible. Segundo, literatura y sistemas de conteo pudieron ser pensados como sistemas de signos que servían a una doble función. Los sistemas de conteo y los lenguajes escrito y hablado no solo servían a una función definida en el mundo externo, como preservar la tradición en textos escritos, sino también servían como instrumentos para el creciente control de la conducta humana. Tal como las herramientas transformaron el universo inanimado, ellos eran sistemas de signos que transformaron nuestra función mental (52). Tercero, la selección de procedimientos culturales que debieron ser pensados como herramientas era, naturalmente, muy influida por las ideas de Marx y Engels sobre la historia del hombre. Uso de herramientas y lenguaje fueron considerados, como se puede ver, características definitorias del hombre (53).

Así, con el fin de comparar culturas, Vygotski seleccionó la tecnología debido al modo en que había cambiado radicalmente la perspectiva de las culturas occidentales, mientras que la falta de progreso era evidente en otros aspectos de la cultura. La elección de estos aspectos se ajustó con exactitud a la antropología marxista.

Desafortunadamente, esta selección particular de fenómenos para la comparación trans-cultural hizo a Vygotski particularmente vulnerable a la tendencia, presente en el pensamiento de Thurnwald, a colocar diferentes culturas en una escala lineal. De hecho hizo esto en varias publicaciones, lo que le generó muchas críticas. Por ejemplo, reivindicaba que el grado del desarrollo social y cultural de las minorías nacionales, como la cultura islámica de Uzbekistán, era "bajo" (54). En los siguientes cinco años, durante el primer plan quinquenal, estas culturas tenían que "dar un grandioso salto en la escala de su desarrollo cultural, haciéndolo sobre toda una serie de niveles históricos". Vygotski también caracterizó a las minorías nacionales como "lentas" y juzgaba que un "desarrollo cultural forzado" sería esencial para alcanzar una "cultura socialista unificada" (55).

Sin embargo, en defensa de Vygotski debería remarcarse que enfatizar la cultura como la causa subyacente de las diferencias mentales entre gente de diferentes culturas tenía sus aspectos positivos. Con base en los escritos de Lévy-Bruhl y Thurnwald, Vygotski rechazó la idea, defendida por contemporáneos como Burt, Terman y Verkes, que las ejecuciones mentales diferentes podían ser totalmente explicadas por factores biológicos. Él vio claramente que las pruebas mentales jamás podrían ser culturalmente imparciales y criticó su uso para juzgar las habilidades mentales de la gente no occidental. Insistió en que la función mental de las personas debería siempre ser juzgado contra su fondo cultural y las circunstancias personales (56).

En suma, podría decirse con base en su lectura de Thurnwald, que Vygotski definitivamente estaba de acuerdo con muchos de sus contemporáneos en caracterizar las diferentes culturas como "superiores" e "inferiores". Su selección de los temas culturales para ser considerados para comparaciones trans-culturales fue más bien unilateral y tendiente a favorecer a la cultura occidental. A diferencia de muchos de sus colegas, evitó el error de explicar las diferencias culturales y mentales refiriéndose a diferencias biológicas e incluso raciales.

Empleo de las observaciones etnográficas de Thurnwald

El estudio de Thurnwald no solo proporcionó a Vygotski una vía de pensamiento acerca de la cultura y su relación con la mente humana: así como en el caso de los escritos de Lévy-Bruhl, también le sirvió como fuente de conocimiento acerca de otras culturas. Más importante aún, Thurnwald examinó varios hallazgos que Vygotski pudo usar para su idea que los sistemas de signos servían a una doble función y que ellos eran similares en cierto sentido a las herramientas.

De mayor interés fueron las observaciones de Thurnwald sobre las ayudas primitivas a la memoria, los conteos y los sistemas de escritura. Respecto a los sistemas de conteo él notó (57) que el conteo primitivo estaba mucho más ligado a imágenes concretas y que los numerales eran frecuentemente vistos como nombres para una serie concreta de objetos. Objetos concretos o animales a menudo servían como numerales, por ejemplo un cocodrilo por el número de sus dientes; y en muchas culturas los procedimientos de conteo empleaban partes corporales. Entonces, los sistemas de conteo en general no eran más abstractos y descontextualizados que el discutido lenguaje primitivo (58). Thurnwald observó también que la gente "primitiva" no aceptaría tareas que estuvieran lejos de su concreta experiencia vital diaria. Un sujeto, por ejemplo, al cual Thurnwald (59) había pedido contar tanto como pudiera usando cerdos imaginarios como unidad, rehusó contar más allá de 60 porque mayor cantidad de cerdos era simplemente irreal. Thurnwald concluyó que los "primitivos" estaban muy limitados a la realidad concreta y rehusaban las tareas abstractas, fenómeno que Luria observaría de nuevo en sus expediciones a Uzbekistán (60).

Thurnwald examinó diferentes sistemas de ayuda para la memoria 61 con gran detalle y los consideró como el origen de nuestros sistemas actuales de escritura. De acuerdo con él, las ayudas a la memoria se originaron como recursos individuales que trascendieron el tiempo y gradualmente devinieron medios convencionales de comunicación dentro de una comunidad (62). Él observó varios sistemas mencionando de paso el ejemplo que llegó a ser el favorito de Vygotski, esto es, el nudo en el pañuelo. Es significativo que cuatro de las ilustraciones de Thurnwald demostrando varios sistemas de codificación primitivos, como el sistema Quippu de Perú de hacer nudos en una cuerda, fueron reproducidos en el segundo capítulo de Estudios de la historia de la conducta (63). En el mismo libro Vygotski citó las observaciones de Thurnwald sobre los diferentes sistemas de escritura y el desarrollo de los sistemas pictográficos a ideográficos, y esos datos claramente influyeron en sus investigaciones y en las de Luria. El estudio de Luria (64) sobre el desarrollo de la escritura en el niño, por ejemplo, fue un intento de demostrar que el niño contemporáneo también pasa por una fase pictográfica e ideográfica en su actividad simbólica.

Es de interés ver que Vygotski, como regla, estaba más inclinado a interpretar el hallazgo etnográfico de Thurnwald en una vía evolutiva del desarrollo que el mismo Thurnwald. Un ejemplo puede ilustrar el razonamiento de Vygotski al respecto. Habiendo discutido el "hábito africano" de transmitir mensajes importantes mediante un mensajero que reproduce el mensaje palabra por palabra, Vygotski comparó este sistema con el Quippu y concluyó:

Uno sólo tiene que comparar la memoria del mensajero africano, quien… usa exclusivamente su memoria eidética natural, con la memoria del "oficial de nudos" peruano, cuya tarea es enlazar y leer el Quippu, para ver en qué dirección va el desarrollo de la memoria humana a medida que se desarrolla la cultura…" (65).
Lo que Vygotski denota es que la gente muy "primitiva" recordaba las cosas a través de retener las experiencias vívidas, concretas del evento, la mneme; mientras los culturalmente más avanzados desarrollaban medios técnicos para hacer lo mismo. Al hacerlo desarrollaron una "memoria técnica" que reemplazó a la memoria natural, eidética y pudieron eventualmente contribuir con su decadencia. Desde luego la sugerencia fue que un desarrollo similar podría discernirse en el desarrollo del niño.

Conclusión

Los hallazgos y puntos de vista de pensadores antropólogos contemporáneos como Durkheim, Lévy-Bruhl y Thurnwald integrados en un entramado marxista proporcionaron a Vygotski un sólido apuntalamiento antropológico para su teoría histórico-cultural. En este artículo he mostrado cómo, aunque selectivamente se basó en esos pensadores, Vygotski dependía extensamente de sus escritos para su punto de vista de la historia del hombre moderno y su relación con los "primitivos" históricos y contemporáneos.

La visión resultante del hombre occidental contemporáneo fue más bien optimista. La historia humana era por un lado la historia del creciente dominio del hombre (occidental) sobre la naturaleza mediante la invención de herramientas y la perfección de la tecnología; y por otro lado era también la historia del auto dominio gradual del hombre mismo, mediante la invención de la "técnica cultural de los signos" (66). Así, la conclusión optimista del enfoque de Vygotski acerca de la historia humana fue que uno podría ver el progreso en dos aspectos: el hombre moderno superaba a sus precursores (y también el hombre no occidental) mediante: a) su dominio superior de la naturaleza mediante la tecnología, y b) su dominio de sí mismo mejorado mediante la "psicotecnología". Tenía que suceder la segunda Guerra mundial y la posterior consciencia de la contaminación medioambiental para que la gente dudara seriamente de esas observaciones.

La visión de Vygotski de las diferencias trans-culturales en la función mental de las personas difería de varias posturas bien conocidas. A diferencia de sus contemporáneos Spencer y Stanley Hall, él negaba la existencia de cualquier diferencia genética entre los miembros de diferentes culturas. Contrario a los antropólogos como Bastian, Tylor y Frazer (67) y a los pensadores estructuralistas contemporáneos como Levi-Strauss, (68) era de la opinión que el pensamiento de la gente de diferentes culturas era diferente fundamentalmente. En su opinión, el contenido y la forma del pensamiento humano estaban basados en los sistemas simbólicos culturales asequibles.

A medida que Vygotski alineaba a las personas pertenecientes a diferentes culturas en una imaginaria escala evolutiva, había una alineación basada no en diferencias genéticas o raciales, sino en supuestas cualidades diferentes de sus respectivas culturas. Él pensaba, junto con muchos de sus contemporáneos, que era posible comparar las culturas en forma global y ordenarlas en cierto tipo de escala cultural. Tan debatible como pueda parecer hoy esta visión, armonizaba con la trama general optimista de aquel tiempo: la gente de las diversas culturas "lentas" de la Unión Soviética debían ser (re)educadas dentro del relativamente corto periodo de unos pocos años y así ser liberadas del yugo del sistema "feudal" pre revolucionario.

NOTAS

1 Vygotskiy, L. S. (1928m). "Probliema kultúrnovo razvitia riebionka". Pedologuia. 1. 58-77: Vygotskiy. L. S. (1929a). "Guenetícheskie korni myshlenia i riechi". Estestvoznanie i Marksizm, 1, 106-133: Vygotskiy. L. S. (1929b). "K voprosu ob Intieliektie antropóidov v sviazi s rabotami V. Koelera ", Estiestvoznanie i Marksizm, 2, 131-153; Vygotskiy, L. S. (1929e). "The problem of the cultural development of the child II", Journal of Genetic Psychology, 36. 415-434; Vygotskiy, L. S. (1929d). "K voprose o plane nauchnoissledovátelskoi raboty po pedologuii natsionalnyj miénshinstv", Pedologuia, 3, 367-377; Vygotskiy, L. S. (1929e), Pedologuia podrostka, Moskvá: BZO: Vygotskiy. L. S. (1930/1960), Poviedienie zhivotnyj i chielovieka. En L. S. Vygotskiy, Razvitie vysshij psijícheskij funktsii (pp. 395-457). Moskvá: Izdatielstvo Pedagoguícheskij Nauk; Vygotskiy. L. S. (1931/1983), Istoria razvitia vysshij psijícheskij funkcii. En L. S. Vygotskiy. Sobranie sochinenii. Tom 3. Probliemy razvitia psíjiki (pp. 6-328). Moskvá: Pedagóguika; Vygotskiy. L. S. & Luria, A. R. (1930a/ 1984), Orudie i znak. En L. S. Vygotskiy, Sobranie sochinenii. Tom 6. Naúchnoe nasliedstvo (pp. 6-90). Moskvá: Pedagóguika.

2 Vygotskiy, L. S. & Luria, A. R. (1930b), Etiudy po istori povedenia. Obieziana. Primitiv. Rebenok. Moskvá-Lieningrad: Gosudárstvennoe Izdátelstvo.

3 Barash, D. P. (1986), The Hare and the Tortoise. Culture, Biology, and Human Nature. Harmondsworth: Penguin. Hinde. R. A. (1982), Ethology. Glasgow: Fontana; Tinbergen, N., & Tinbergen, E. A. (1983), "Austistic" Children. New Hope For a Cure, London: George Allen & Unwin; Wilson, E. O. (1976), Sociobiology. The New Synthesis. Cambridge, Mass.: The Belknap Press of Harvard University Press.

4 Van der Veer, R., & Valsiner, J. (1991), Understanding the Quest For Synthesis, Oxford: Basil Blackwell.

5 Bühler, K. (1919). Abriss der geistigen Entwicklung des Kindes, Leipzig: Verlag Von Quelle & Mener.

6 Freud, S. (1913/1956). Totem und Tabu, Frankfurt a/M: Fischer Taschenbuch
Verlag.

7 Kafka, G. (Ed.) (1922), Handbuch der vergleichenden Psychologie. München: Verlag von Ernst Reinhardt.

8 Koffka, K. (1925), Die Grundlagen der psychischen Entwicklung. Eine Einführung in die Kinderpsychologie. Osterwieck am Harz: A. W. Zickfeldt.

9 Kretschmer, Ek. (1916), Körperbau and Charakter, Berlin: Verlag von Julius Springer.

10 Stern, W. (1927). Psychologie der frühen Kindheit bis zum sechsten Lebensjahre. Leipzig: Quelle & Meyer.

11 Werner, H. (1925), Einführung in die Entwicklungspsychologie, Leipzig: J. A. Barth.

12 Freud, S. (1913/1956), Totem und Tabu; p.9.

13 Kafka, G. (Ed.) (1922), Handbuch der vergleichenden Psychologie.

14 Koffka, K. (1925), Die Grundlagen der psychischen Entwicklung; p. 1-2.

15 Darwin, Ch. (1871/1981), The Descent of Man, and Selection in Relation to Sex. Princeton, NJ: Princeton University Press; p. 186.

16 Marx, K. (1981), Das Kapital. Kritik der politischen Ökonomie. Berlin: Dietz
Verlag; p. 194.

17 Engels, F. (1978). Dialektik der Natur, Berlin: Dietz Verlag.

18 Ibid. p. 444-455.

19 Ibid. p. 444.

20 Ibid. p. 447.

21 Vygotskiy, L. S. (1934), Myshlienie i riech. Psijologuícheskie issledovania, Moskvá-Lieningrad: Gosudárstvennoe Sotsialno-Ekonomícheskoe Izdátielstvo; p. 59.

22 Van der Veer, R., & Valsiner, J. (1988), "Lev Vygotsky and Pierre Janet: On the origin of the concept of sociogenesis," Developmental Review, 8,52-65.

23 Durkheim, E. (1985), La formes élémentaires de la vie religieuse. Le système totémique en Australie, Paris: Quadrige/P.U.F.; p. 5.

24 Ibid. pp. 23-24.

25 Ibid. p. 27.

26 Ibid. pp. 27-28 (énfasis agregado).

27 Lévy-Bruhl, L. (1910/1922), Les fonctions mentales dans les sociétés inférieures, Paris: Alcan; p. 1-4.

28 Vygotskiy, L. S. & Luria, A. R. (1930b), Etiudy po istorii povedenia.

29 Lévy-Bruhl, L. (1910/1922), Les fonctions mentales dans les sociétés inférieures; pp. 6-20.

30 Vygotskiy, L. S, & Luria, A. R. (1930b), Etiudy po istorii povedenia; p. 60.

31 Ibid. p. 64.

32 Luria, A. R. (1974). Ob istorícheskom razvitii poznavátelnyj protséssov, Moskvá: Nauka; Luria, A. R. (1976), Cognitive Development. Its Cultural and Social Foundations, Cambridge. Mass.: Harvard University Press; Van der Veer, R., & Valsiner, J. (1991), Understanding Vygotsky. The Quest For Synthesis. Oxford: Basil Blackwell.

33 Lévy-Bruhl, L. (1910/1922), Les fonctions mentales dans les sociétés inférieures; p. 67.

34 Ibid. p. 39.

35 Lévy-Bruhl, L. (1922/1976), La mentalité primitive. Paris: Retz; p. 67.

36 Ibid. p. 124-130.

37 Ibid. p. 203.

38 Lévy-Bruhl, L. (1910/1922), Les fonctions mentales dans les sociétés inférieures; pp. 117-124; 151-203.

39 Vygotskiy, L. S., & Luria, A. R. (1930b), Etiudy po istorii povedenia, Moskvá-Lieningrad: Gosudárstvennoe Izdátelstvo: p. 98.

40 Lévy-Bruhl, L. (1910/1922), Les fonctions mentales dans les sociétés inférieures; pp. 117-124; Lévy-Bruhl, L. (1922/1976), La mentalité primitive; pp. 35-37.

41 Vygotskiy, L. S. (1931/1983), Istoria razvitia vysshij psijícheskij funktsii. En L. S. Vygotskiy, Sobranie sochinenii. Tom 3. Probliemy razvitia psíjiki, Moskvá: Pedagóguika; pp. 67-68.

42 Lévy-Bruhl, L. (1922/1976), La mentalité primitive; p. 172; pp. 192-195.

43 Lévy-Bruhl, L. (1910/1922). Les fonctions mentales dans les sociétés inférieures; pp. 204-257.

44 Thumwald, R. (1922), Psychologie des primitiven Menschen. En G. Kafka (Ed.), Handbuch der vergleichenden Psychologie. Band l, München: Verlag von Ernst Reinhardt; p. 150.

45 Ibid. p. 154.

46 Cole, M., & Scribner, S. (1974), Culture and Thought. A Psychological Introduction, New York: Wiley; Berry, J. W., & Dasen, P. R. (Eds.) (1974), Culture and Cognition: Readings in Cross-Cultural Psychology, London: Methuen; Scribner, S., & Cole, M. (1981), The Psychology of Literacy, Cambridge: Harvard University Press.

47 Thurnwald, R. (1922), Psychologie des primitiven Menschen; p. 152.

48 Ibid. p. 157.

49 Vygotskiy, L. S., & Luria, A. R. (l 930b), Etiudy po istorii povedenia; p. 58.

50 Barash, D. P. (1986), The Hare and the Tortoise. Culture, Biology, and Human Nature, Harmondsworth: Penguin; p. 41.

51 Ibid. p. 42.

52 Vygotskiy, L. S., & Luria, A. R. (1930b), Etiudy po istorii povedenia; p. 54.

53 Ver Bloch, M. (1983), Marxism and Anthropology. Oxford: Oxford University Press, para una crítica inteligente del pensamiento antropológico de Marx y Engels.

54 Vygotskiy, L. S. (1929d). "K voprosie o planie nauchno-issledovátielskoi raboty po pedologuii natsionalnyj miénshistv," Pedologiya, 3, 367-377.

55 Ibid. p. 367.

56 Ibid. p. 369.

57 Thumwald, R. (1922), Psychologie des primitiven Menschen; pp. 273-275.

58 Ibid. p. 269.

59 Ibid. p, 274.

60 Luria, A. R. (1974), Ob istorícheskom razvirii poznavátielnyj protsiéssov; Luria, A. R. (1976), Cognitive Development.

61 Thurnwald, R. (1922), Psychologie des primitiven Menschen; pp. 243-265.

62 Ibid. pp. 243-244.

63 Vygotskiy, L. S., & Luria, A. R. (1930b). Etiudy po istorii povedenia.

64 Luria, A. R. (1929/1978). The development of writing in the child. En M. Cole (ed.). The Selected Writings of A. R. Luria (pp. 145-194), White Plains: Merle Sharpe.

65 Vygotskiy, L. S. & Luria, A. R. (1930b). Etiudy po istorii povedenia, p. 85.

66 Vygotskiy, L. S. (1928m), "Problema kultúrnovo razvitia riebionka”, p. 76; Van der Veer R., & Valsiner, J. (1991). Undemanding Vygotsky.

67 Klausen, A. M. (1984). Antropologins historia. Stockholm: Norsteds.

68 Tulviste P. (1988), Kulturno-istorícheskoe razvitie verbálnovo myshlenia. Tallinn: Valgus.

¿FREUD EN LA TEORÍA DE LAS EMOCIONES DE VYGOTSKIY?

¿FREUD EN LA TEORÍA DE LAS EMOCIONES DE VYGOTSKIY?*
Algunas dudas en cuanto a tal posibilidad
Achilles Delari Junior**

Traducción: Efraín Aguilar

“El psicoanálisis muestra sus tendencias profundamente estáticas y no dinámicas, conservadoras, anti-dialécticas y anti-históricas”.
L. S. Vigotski (1927/1991, p. 299)

CONTEXTO DE LA INDAGACIÓN

Este texto es una versión ampliada de un comentario que hice en la página XMCA (eXtended Mind, Culture and Activity [1]) del LCHC (Laboratory of Comparative Human Cognition), en la madrugada del 2 de diciembre de 2009. Tal comentario se refería a que, en el tópico “sobre emociones” (about emotions), se hiciera mención a la idea de que Vygotskiy tenía simpatía por Freud debido a su abordaje “histórico” del ser humano. Lo que tal vez se basaba en una noción de la “historia” como curso cíclico de la vida mental individual, en la cual el ser humano pasa por diferentes fases psicosexuales y/o las repite –en la visión del psicoanalista. Con todo, como dije en aquel foro, tengo algunas dudas iniciales en cuanto al papel que Freud podría ocupar en la “teoría de las emociones” de Vygotskiy, las cuales deseo compartir con el lector, solicitando su crítica para profundizar en el tema. Tales dudas son reflejo y refracción de mi propia trayectoria de estudio de los dos autores, uno de ellos (Freud) bastante leído y enseñado en el curso de psicología, en varias disciplinas obligatorias, y el otro (Vygotskiy) referido siempre parcialmente en un curso autodidacta a espaldas de las instituciones de enseñanza. Lo cual, por cierto, evidencia mis límites personales e históricos en la formulación del problema y da espacio a las correcciones necesarias por parte del lector con mayor dominio de la teoría histórico-cultural. Siendo así, expondré primero los motivos de mi “desconfianza”, al mostrar indicios de profunda oposición teórica y metodológica de Vygotskiy frente a Freud (parte I). En un segundo momento, retomaré algunas áreas de contacto entre los dos autores, las cuales no muestran tener, así mismo, cualquier acuerdo metodológico central entre ellas (parte II). Por último, retomaré posiciones de dos diferentes momentos históricos del propio Vygotskiy sobre lo que él mismo pensaba si era o no “histórico” el abordaje psicoanalítico (parte III).

* Este texto tiene el carácter de un ensayo, en el sentido de exploración inicial y de problematización. Pasará por revisiones posteriores.
** Psicólogo por la UFPR desde 1993; maestro en Educación por la Unicamp desde 2000, en el área “Educación, conocimiento, lenguaje y arte”; investigador en el Grupo de Pesquisa Pensamiento y Lenguaje, desde 2009. E-mail: delari@uol.com.br.
1 Se trata de una página de discusión vía internet, por e-mail, en la cual participan investigadores de diferentes países, sobre todo algunos ligados a la llamada CHAT (Cultural Historical Activity Theory), entre otros participantes. El sitio de la lista se halla en: http://lchc.ucsd.edu/MCA/index.html

No es imposible un diálogo póstumo entre estos autores que ellos no hayan sugerido o deseado en vida. Conexiones inusitadas son posibles y deseables, ya que los significados sociales de lo que dijeron no podían quedar todos bajo su proprio dominio. La réplica social a sus palabras repercute en el “gran tiempo” y en el diálogo ellas nunca mueren. Pero vale recordar, en primer lugar, que el diálogo no es algo que hagamos solo cuando deseamos concordar o recibir aprobación. Vygotskiy, por ejemplo, se muestra siempre atento a sus oponentes intelectuales, más que estos a su obra, pero en eso, como regla, procede por antítesis y con ironía –sea “socrática” o no (2). En segundo lugar, ya se ha propuesto varios “diálogos de muertos” (3), críticos o ingenuos, entre Vygotskiy y otros autores, desde los más “cuestionados” (entre Vygotskiy y Piaget) hasta los más “consensuales” (entre Vygotskiy y Bajtín) –no debiéndonos oponer a tal práctica. Sea como fuere, la cuestión aquí no es determinar, a cualquier costo, si la metafísica de Freud tiene, objetivamente, algo que añadir a la dialéctica de Vygotskiy o no. Partamos del principio de que si el deseo del investigador fuera crear convergencias en las condiciones históricas de las ciencias humanas hoy, siempre podrá realizarlo en un cuadro teórico autosuficiente. Pero no me propongo dar contraprueba de posibilidad o legitimidad de fusiones ecléticas, sino apenas explorar algo de lo que el psicólogo bielo-ruso pensaba sobre ellas. De tal modo, al ser el propio pensamiento vygotskiano el objeto de nuestra curiosidad, el lector no encontrará aquí una revisión de las obras de Freud, lo cual puede obtener en abundantes fuentes de sus seguidores y/o admiradores –en su gran mayoría totalmente ajenos a las contribuciones de Vygotskiy y del materialismo dialéctico.

2 Wertsch (1985) relata que Vygotskiy tuvo un tutor llamado Solomon Markovich Ashpiz, versado en la dialéctica (arte del diálogo) socrática. Esta, a su vez, está compuesta de “mayéutica” e “ironía”. En la “mayéutica” Sócrates trabaja como “partero”, auxiliando al interlocutor a llegar a nuevas conclusiones “por sí mismo”. En cuanto a la “ironía” presenta errores lógicos en su propia habla, llevando al interlocutor a percibir que, pensando así, caerá en contradicción. No se puede decir que las ironías de Vygotskiy sean siempre tan generosas. A veces, son un recurso retórico asimismo áspero, al estilo de Marx, Engels o Lenin. Por ejemplo: “Esa habla revelada con claridad en el estudio de Dostoiévskiy, descrito por Neufeld: ‘Tanto la vida como la obra de Dostoiévskiy son enigmas... Mas la llave mágica del psicoanálisis elucida todas las contradicciones y enigmas: el eterno complejo de Edipo vive en ese hombre y crea esas obras.’ (76, p. 12) ¡Genial en efecto! No es la llave mágica, sino cierta llave falsa del psicoanálisis con la que se puede descubrir decididamente los misterios y enigmas de la obra” (VIGOTSKI, 1925/1999 – p. 95). Claro que ese “genial” no es un elogio, ya que la “llave mágica” seria “llave falsa”. En otros lugares la ironía es más sutil, como veremos adelante (p. 11 de este texto).
3 “Diálogos de muertos” son obras de cierto género literario, propio de la cosmovisión carnavalesca, cuya génesis histórica es estudiada por Bajtín en “Problemas de la poética de Dostoiévskiy” (BAKHTIN, 1929/1997). En estas obras, los autores ponen a conversar a personas que no lo hicieron en vida; que vivieron en épocas diferentes; y también a figuras históricas con personajes mítico-literarios. Un clásico de ese género es el propio “Diálogo de los muertos” de Luciano (1998), una sátira menipea del siglo II de nuestra era.

Como dice la psicóloga social Lucília Reboredo: “para haber diálogo es preciso que haya diferencia”. Acentuar diferencias es el modo que encuentro aquí para evitar cierta tendencia a omitir nuestra ubicación ideológica en el debate entre posturas epistemológicas distintas, por no decir antagónicas, ya común en el eclético y conservador escenario posmoderno –noche política y cultural, en la cual todos los discursos son pardos.

PARTE I
ALGUNAS POSICIONES CENTRALES ANTAGÓNICAS DE VYGOTSKIY CON RESPECTO A FREUD

1 - EN 1931-33 – "Teoría de las emociones – un estudio histórico-psicológico”.

La obra “Teoría de las emociones” fue escrita y reescrita por Vygotskiy a lo largo de varios años, entre 1931 y 1933, al contemplar la crítica de algunas de las principales concepciones sobre este tema en su época. Entretanto, es interesante recordar que en todo el texto, cuya edición hoy conocida (4) contiene veinte capítulos, Freud es citado en apenas dos ocasiones: (1.1) en el capítulo 18, como un “discípulo involuntario de Descartes”; y (1.2) en el capítulo 19, en una alusión alegórica a un chiste relatado por aquél.

1.1 – En el capítulo 18 Vygotskiy recuerda que para Descartes las “pasiones del alma” son exclusivamente humanas, ausentes en los animales, desprovistos de alma. En seguida, critica diferentes tendencias que continúan viendo las emociones propiamente humanas como algo disociado del cuerpo, de los procesos fisiológicos (5). Dentro de ellas están el organicismo de James/Lange y las proposiciones metafísicas de Freud y Scheler/Lotze, todos considerados, cada cual a su modo, “discípulos involuntarios de Descartes” (6) (VIGOTSKI, 1931-33/2004 – p. 211).

4 Una primera publicación de la versión completa de la obra está prevista para el “volumen 12” de la nueva edición rusa de las Obras de Vygotskiy en 15 volúmenes. Con todo, no hay fecha para el lanzamiento. Para una lista completa de la nueva edición de las obras, ver: http://delari.sites.uol.com.br/vigotski_15.htm#volume12
5 Como dice Rubinshtéin “el principio de la unidad psicofísica es el principio más importante de la psicología soviética” (1940/1967, p. 34). Lo cual también se puede deducir de la posición monista de Vygotskiy al afirmar que “la psique no aparece aislada del mundo o de los procesos del organismo ni por una milésima de segundo” (1926/1991, p. 150). Dediqué una sesión a este principio, al discutir algunos “principios de psicología general en un abordaje histórico-cultural” (DELARI JR. 2009b – p. 12-13).
6 Detallé esa discusión de Vygotskiy en un trabajo aparte, producido como material didáctico para nuestro grupo de estudios en Umuarama (ver DELARI JR., 2009a).

Algo del dualismo de Freud residiría en su entendimiento de que no es necesario conocer las vías nerviosas para comprender, por ejemplo, lo que es el miedo. En este autor se halla el reconocimiento de características orgánicas que proporcionan los tonos fundamentales del afecto, mas no se deduce que sean la “substancia” del afecto. Por tanto, se deduce que la “psicología profunda de los afectos”, representada por Freud, los definiría como de orden de otra substancia que no es la materia. Según Vygotskiy, “la intuición de preservar un examen puramente causal de los hechos psicológicos y, al mismo tiempo, de no llevar a la ruina la psicología considerada como una ciencia autónoma y de no poner sus problemas en manos de la fisiología; obliga a la psicología profunda a reconocer la absoluta independencia substancial de los procesos psíquicos y la autonomía de la causalidad psíquica” (VIGOTSKI, 1931-33/2004 – p. 215). En cierto momento, la búsqueda inicial de Freud por un determinismo orgánico habría sido substituida por la postulación de un determinismo psíquico, prescindiendo de explicaciones neurofisiológicas, tornándose para él inclusive innecesario debatir con James y Lange (ver VIGOTSKI, idem). En suma, Freud es visto por Vygotskiy tan metafísico como Scheler y Lotze. Con todo, si estos representan una metafísica “teísta”, la del psicoanalista sería “pan demoniaca”, valiéndose de “imágenes del reino subterráneo, del infierno y de las profundidades extremas” (VIGOTSKI, 1931-33/2004 – p. 217). Su psicología buscaría “elucidar el enigma (...) en las profundidades metafísicas del espíritu humano –en la voluntad (7) de Schopenhauer” (idem, p. 216). Aquí tenemos la impresión de que la teoría de las emociones de Freud no está siendo elogiada, tampoco aceptada. Mucho más crédito se le da, en este capítulo, al anónimo Chabrier (8), por ejemplo, con sus pistas sobre las relaciones entre emociones y consciencia, ideología, cultura, historia y personalidad (ver VIGOTSKI, 1931-33/2004, p. 212, 213 y 218).

7 Según Rubens Rodrigues Torres Filho, traductor brasileño de las obras de Schopenhauer, en el sistema de este pensador “la voluntad es la raíz metafísica del mundo y de la conducta humana; al mismo tiempo, es la fuente de todos los sufrimientos. Su filosofía es, así, profundamente pesimista, pues la voluntad es concebida en su sistema como algo sin meta o finalidad, un querer irracional e inconsciente. Al ser un mal inherente a la existencia del hombre, ella genera el dolor necesaria e inevitablemente; aquello que se conoce como felicidad sería apenas una interrupción temporal de un proceso de infelicidad y solamente la memoria de un sufrimiento pasado crearía la ilusión de un bien presente. Para Schopenhauer, el placer es un momento fugaz de ausencia de dolor y no existe satisfacción durable” (TORRES FILHO, 1980 – p. XII). Para quien ya leyó a Freud, no tendrá dificultad en reconocer semejanzas con este modo trágico de retratar la existencia humana en su perpetuo “malestar”. Ver también la nota “11”, en la página 6 de este trabajo.
8 Probablemente Joseph François Chabrier (? – ?), autor de “Les emotións et les etáts organiques”, obra publicada en Paris por Alcan en 1911. No se sabe qué le sucedió a este estudioso, por tal motivo es tan poco conocido. No hay registros biográficos de él, ni títulos de otras obras suyas. Este libro de 1911 está registrado en el sitio “Google books”, indicando que se trata de un volumen de 157 páginas –pero no está disponible para venta o consulta. Las principales apreciaciones positivas de Vygotskiy con relación a este autor en el capítulo 18 de “Teoría de las emociones” fueron compiladas en un texto mío de cuño didáctico (DELARI JR., 2009a). En algunos momentos no se sabe hasta qué punto las palabras son de Vygotskiy o paráfrasis de Chabrier.

1.2 – En el capítulo 19 Freud es citado de modo puramente alegórico por Vygotskiy, cuando éste se refiere al caso de un chiste relatado por aquél, para dar seguimiento a un argumento más general criticando a Dilthey por mezclar tesis de contenido distinto. “Así, la mezcla de tres afirmaciones distintas en cuanto a su contenido recuerda de manera sorprendente la lógica de la historia a que se refiere Freud en su estudio sobre el chiste. Una mujer a quien su vecina acusa de haber quebrado una olla que le había prestado expone, para justificarse y para ser más convincente, tres argumentos de una vez: ‘en primer lugar –dice– no te pedí prestada ninguna olla; en segundo lugar, cuando la llevé ya estaba rota; en tercer lugar, la devolví perfectamente intacta’” (VIGOSKI, 1931-33/2004 – P. 226-227). Ninguna explicación y/o contribución teórica freudianas son asumidas, en este pasaje, para la comprensión del funcionamiento psíquico del chiste como tal. Y las contribuciones de Freud sobre las emociones al menos son puestas en evidencia, en ese momento. La mención es hecha apenas de pasada, como recurso retórico, una figura de analogía entre la inconsistencia de la lógica del pensamiento de la mujer acusada por la vecina y la lógica del pensamiento teórico de Dilthey, al tratar la psicología de los sentimientos.

Se constata que en un trabajo de veinte capítulos sobre la teoría de las emociones Vygotskiy sólo menciona el pensamiento del propio Freud cuando lo coloca entre los “discípulos involuntarios de Descartes”. O sea, sólo lo trae al baile como uno entre otros importantes ejemplos de la postura metodológica dualista que está criticando, a lo largo de toda la obra, a partir de otras referencias, sobre todo las del monismo de Espinosa. No sabemos decir exactamente cuándo, entre 1931 y 1933, los capítulos 18 y 19 fueron escritos. Podemos apenas constatar que este sea un momento histórico ya avanzado en el desarrollo del pensamiento de Vygotskiy. Entretanto, desde antes él ya venía definiendo algunas bases epistemológicas para tal posicionamiento crítico, como veremos en seguida.

2 - En 1927 - "El significado histórico de la crisis en la psicología”

En la obra “El significado (9) histórico de la crisis en la psicología”, de 1927, Vygotskiy menciona a Freud varias veces. Con todo, podemos notar que, en la mayoría de ellas, lo hace en función no tanto de criticarlo directamente, cuanto de rechazar metodológicamente varias tentativas de fusión epistemológica entre marxismo y psicoanálisis –una de ellas del propio Luria, en artículo de 1925 publicado en la colección “Psicología y marxismo”, organizada por Konstantín Kornílov (ver LURIA, 1925/2002). El rechazo categórico a tales tentativas ocurre con base en los siguientes argumentos, entre otros: (2.1) la inconsistencia de tratar la obra de Freud como “monista” y/o “materialista”; (2.2) la presencia de una fuerte adhesión de Freud a concepciones metafísicas; y (2.3) la presencia de un destacado reduccionismo del psicoanálisis en el campo práctico.

9 En ruso la palabra es “smysl” (смысл), más comúnmente traducida como “sentido” entre los conceptos vygotskianos. Como en el capítulo 7 de “Pensamiento y lenguaje”, en que Vygotskiy (1934/2001) diferencia “sentido” de “significado” –respectivamente “smysl” (смысл) y “znachenie” (значение).

2.1 – Para mostrar el carácter frágil de los argumentos a favor de un supuesto “monismo” en Freud, Vygotskiy destaca que su “materialismo médico” es muy distinto del “materialismo dialéctico” propio de la psicología marxista. El primero puede convivir con las concepciones metafísicas, el segundo busca superarlas. Así, rechaza abiertamente la posición de Zalkind: “Pero veamos el supuesto monismo del psicoanálisis con el cual Freud no habría estado de acuerdo. ¿Dónde, en qué palabras, con qué motivo, se pasó al terreno del monismo filosófico a que se refiere el artículo [de Zalkind]? ¿Será que la reducción de un cierto grupo de hechos a la unidad empírica es monismo? Al contrario, Freud reconoce siempre lo psíquico, es decir, lo inconsciente como una fuerza especial que no puede reducirse a ninguna otra. ¿Además, por qué este monismo [sería] ‘materialista’ en sentido filosófico? El materialismo médico (que reconoce la influencia de órganos aislados, etc., en las formaciones psíquicas) está todavía en el terreno de la filosofía idealista” (VIGOTSKI, 1927/1991 –p. 229). Que Freud, como médico, reconozca el carácter material de los procesos orgánicos elementales, no lo hace “materialista” ni “monista” en el sentido filosófico, ontológico y epistemológico. Vygotskiy no cree que Freud sea un pensador monista, ya que él no se lo propone, pero coloca en el cheque el argumento freudomarxista de que es posible incorporar a Freud con base en el precepto equivocado de su supuesto “monismo”. Se ve que el dualismo de Freud enfatizado en “Teoría de las emociones” ya era abiertamente constatado en 1927.

2.2 – En cuanto a las bases metafísicas de Freud, en el texto sobre la “Crisis” se destacan principalmente las influencias de Lipps (10) y de Schopenhauer. Con respecto al primero, Vygotskiy señala que “todos los conceptos principales del sistema psicológico de Freud se remontan a T. Lipps. Los conceptos de ‘inconsciente’, de ‘energía psíquica ligada a determinadas representaciones’, de las pulsiones como base de la psique, de la lucha de las pulsiones y de las transferencias, de la naturaleza afectiva de la consciencia, etc. En otras palabras, las raíces psicológicas de Freud se adentran en las capas espiritualistas de la psicología de Lipps. ¿Cómo no tener esto en cuenta al hablar de la metodología de Freud?” (VIGOTSKI, 1927/1991, p. 300). Con relación a Schopenhauer la advertencia epistemológica no es menos severa: “Es un hecho (no sólo no desmentido, sino para ser analizado por los autores de la ‘coincidencia’) que la doctrina de Freud sobre el papel primario de las pasiones ciegas, papel que se refleja de forma inconsciente y desvirtuada en la consciencia; se remonta directamente a la metafísica idealista de la voluntad de las representaciones de Schopenhauer. En sus conclusiones más extremas, el propio Freud señala que se halla cerca de Schopenhauer (11). Pero también en sus premisas fundamentales, así como en las líneas determinantes de su sistema, está ligado a la filosofía del gran pesimista, como se pone de manifiesto en análisis más simples”. (VIGOTSKI, 1927/1991, p. 299). Vygotskiy, de este modo, busca mostrar que varias ideas tomadas como innovaciones trazadas por Freud no son tan originales, y que tal autor no se cuestiona si se opone a la tradición metafísica a la cual se afilia; sin embargo algunos marxistas rusos lo quisieran colocar en un lugar que él mismo no desearía asumir.

10 Esto no sólo es señalado por Vygotskiy, sino que ha sido reconocido y asimismo elogiado por estudiosos contemporáneos de Freud, como el profesor Zeljko Loparic (ver LOPARIC, 2001).
11 En palabras del propio Freud, en la “Historia del movimiento psicoanalítico”: “Otto Rank (1911a) nos mostró un trecho de la obra de Schopenhauer World as Will and Idea en la cual el filósofo procura dar una explicación de la locura. Lo que él dice sobre la lucha contra la aceptación de la parte dolorosa de la realidad coincide tan exactamente con mi concepto de represión que, más de una vez, debo la oportunidad de hacer un descubrimiento al hecho de no ser una persona muy leída” (FREUD, 1914/1978 – p. 45). De modo jocoso, el autor sugiere que por ignorar el carácter social de sus propias ideas, puede imaginárselas como “descubrimiento”.

2.3 – Por último, Vygotskiy también cuestiona los campos de aplicación “práctica” del psicoanálisis, tanto de sus técnicas terapéuticas como de las aplicaciones de las especulaciones generadas para intentar dar cuenta de ellas, cuando se las traslada indiscriminadamente a los más diferentes campos de la cultura y de la vida social. De esa manera: “también en sus trabajos ‘prácticos’, el psicoanálisis muestra sus tendencias profundamente estáticas y no dinámicas (12), conservadoras, anti-dialécticas y anti-históricas. Reduce los procesos psíquicos superiores –individuales y colectivos– directamente a raíces que evolucionan poco, primitivas, en esencia pre-históricas, pre-humanas, sin dejar espacio a la historia. La obra de F. M. Dostoiévskiy se analiza del mismo modo que los tótems y tabús de las tribus primitivas; la iglesia cristiana, el comunismo, la horda primitiva, todo eso procede, en psicoanálisis, de la misma fuente. Que tales tendencias se encuentran en el psicoanálisis lo testimonian todos los trabajos de esta escuela que tratan los problemas de la cultura, de la sociología, de la historia. Comprobamos, por tanto, que no sigue, sino niega, la metodología del marxismo. Pero sobre esto, ni una palabra más” (VIGOTSKI, 1927/1991, p. 299-300). Como veremos abajo, ese profundo rechazo de Vygotskiy al reduccionismo freudiano ya era anunciado, dos años antes, en su libro “La psicología del arte”, de 1925.

12 En cuanto al carácter “no dinámico” del psicoanálisis, Vygotski retrocede en “Las emociones y su desarrollo en la edad infantil” con la hipérbole de que “Freud muestra la extraordinaria dinámica de la vida emocional” (VIGOTSKI, 1932/1998 – P. 96). Dice que la “muestra”, mas en seguida agrega que “una conclusión puramente formal de sus pesquisas es, a mi ver, correcta, a pesar de la falsedad, en esencia, de la afirmación fundamental de Freud”. La ambivalencia de las emociones en las primeras etapas del desarrollo es la constatación que Vygotski acepta “a pesar del carácter equivocado de la explicación que [Freud] da sobre la emoción ambivalente” (idem). Como en el tema de la relación “vida y muerte” (ver página 11 de este trabajo), acoge el problema concreto, pero rechaza la explicación metafísica –falsa “en esencia”. Y en cuanto a lo “anti-histórico”, mantendrá su posición –ver página 15 de este trabajo.

Concluyendo nuestras consideraciones sobre esta obra de 1927, cabe recordar que ella puede, grosso modo, ser situada en un período intermedio en el desarrollo del pensamiento de Vygotskiy. Entretanto, aquí se nota que algunas directrices epistemológicas importantes ya son señaladas. Y el lugar dado entonces a la teoría de Freud en la psicología marxista, en la visión de Vygotskiy, es el de un franco oponente en el campo epistemológico. Aunque una u otra cuestión surgida de él puede ser bien recibida por Vygotskiy, las respuestas dadas a ellas dentro del sistema filosófico general del psicoanálisis, su visión del mundo, no son acogidas con el mismo entusiasmo. Lo que será retomado con más detalles en la “parte II”.

3 - En 1925 – en “Psicología del arte”

Al regresar un poco más en el tiempo notaremos que Freud fue citado más en “Psicología del arte” que en “Teoría de las emociones”. El primero también fue un trabajo de muchos años, concluido en 1925, período en que según algunos autores, la referencia principal de Vygotskiy en psicología era “reflejológica” (13) (ver VERESOV, 1999). Además, aunque se sitúe este libro en un momento poco maduro de la producción teórica de Vygotskiy, ya encontramos en él críticas severas a Freud alrededor de cuestiones teóricas importantes. Vygotskiy rechaza de modo enfático algunos principios fundamentales del cuadro referencial freudiano, como, por ejemplo: (3.1) el pan-sexualismo; (3.2) el infantilismo; y (3.3) la interpretación energética.

13 Como decimos en otro lugar (DELARI JR. y BOBROVA PASSOS, 2009) –no nos adherimos totalmente a las periodizaciones comunes de la obra de Vygotskiy. Cabe notar diferencias cualitativas entre obras como “Psicología del arte” (VIGOTSKI, 1925/1999) y “Psicología pedagógica” (VIGOTSKI, 1926/2003; 1926/2004), ambas de un “mismo período”. Pero es importante admitir que en 1925 Vygotskiy todavía no concebía la psicología mediante la “teoría histórico-cultural”, cuyos contornos más nítidos serían definidos en 1928 (ver VALSINER y VAN DER VEER, 1991/1996; VERESOV, 1999). Se puede así ver algo de reflejológico en la “Psicología del arte”, cuando los sentimientos proporcionados por la obra son vistos como “reacciones estéticas” y su culminación catártica como “descarga de energía nerviosa”. Con todo, Vygotskiy también busca lo que diferencia las relaciones forma/contenido de cada obra y no solo un mecanismo genérico que iguale a todas –lo que critica en el pan-sexualismo, infantilismo e interpretación energética de los psicoanalistas.

3.1 – “Pan-sexualismo” es la tendencia a concebir cualquier aspecto del funcionamiento psíquico como manifestación de una sola “energía” llamada “sexual” (14). Algunos lectores de Freud alegan, en su defensa, que para tal autor “no todo es sexual”, en el sentido de “genital” –lo que es obvio, pues ni siquiera él llegaría a tal punto. Pero es una salida ingenua pues la crítica no es a un “pan-genitalismo”, sino a la visión de que experiencias vitales muy diferentes de las genitales sean entendidas como de naturaleza igualmente “sexual” –por la “energización” de “zonas erógenas” distintas, por ejemplo. De ese modo, todo el psiquismo humano podría ser concebido en términos de la dinámica de una energía “sexual”, su represión y su canalización, saludable o patológica, para las más diversas u opuestas actividades. En ese tipo de generalización habría incurrido Freud en su análisis de las obras de arte. Según Vygotskiy, “surge así una impresionante laguna en la teoría psicológica (...). ¿Cómo se puede interpretar la música, la pintura decorativa, la arquitectura, todo en lo que es imposible hacer la traducción erótica simple y directa del lenguaje de la forma, al lenguaje de la sexualidad?” (VIGOTSKI, 1925/1999 –p. 96). Más tarde, Vygotskiy dirá que un error en el desarrollo de los conceptos psicológicos reside justamente en este proceso por el cual una explicación válida para situaciones particulares, como algunos casos clínicos de Freud, se generaliza para las más diversas realidades (15) (arte, religión, política, quizá la pedagogía...) y se hace ley universal, se torna en una “ideología” (VIGOTSKI, 1927/1991 – 271 y 272).

14 Al final de su vida, Freud sugerirá que la “pulsión de muerte” no es de la misma naturaleza que la libido –en algún momento concebida como “sexual”. En este período el propio concepto de energía psíquica se torna más abstracto y misterioso: “Presumimos (...) que en la vida mental actúa alguna especie de energía, mas no tenemos nada en qué basarnos que nos capacite a aproximarnos a un conocimiento de ella a través de analogías con otras formas de energía” (FREUD, 1938/1978 – p. 212). Esta declaración es de 1938. Freud muere en 1939. No se puede decir que fuese un “desvío metafísico de juventud”.
15 Varios ejemplos de ese reduccionismo podrían ser dados, uno de los más notorios está en “El futuro de una ilusión”, de 1927, en el cual la religión es tratada no como realidad antropológica con sus especificidades simbólicas para cada sociedad en diferentes realidades geográficas y tiempos históricos, sino tan solo como una “neurosis obsesiva universal de la humanidad”. En palabras del propio autor: “Así, la religión sería la neurosis obsesiva universal de la humanidad; tal como la neurosis obsesiva de las criaturas surge del complejo de Edipo, de la relación con el padre” (FREUD, 1927/1978 – p. 117). Freud ya tenía 71 años cuando escribió eso –lo que también sugiere no ser ningún “descuido juvenil”, aunque el error sea aquí más grave que el de la nota anterior.

3.2 – “Infantilismo” es la tendencia a reducir la explicación de los actos humanos a estructuras mentales definidas en la infancia, sobre todo por la estructuración del “complejo de Edipo” –concepto de Freud en el cual el mito griego es leído de acuerdo con su visión e intereses (16). Vygotskiy entiende que “en su estudio sobre Leonardo da Vinci, Freud intenta deducir todo el destino y toda la obra de este artista en las emociones [pieriezhivania] básicas de la infancia” (VIGOSTKI, 1925/1999 –p. 94). Sugiriendo que para tal autor “cada individuo está preso en su complejo de Edipo y que, en las más complejas y elevadas formas de nuestra actividad somos forzados a vivenciar más y más nuestro infantilismo y, así, la más elevada creación está fijada en el pasado remoto. Es como si el hombre fuese esclavo de su infancia, como si pasara toda la vida resolviendo aquellos conflictos que se crearon en sus primeros meses de vida” (idem –p. 94-95). Tal impugnación aumenta cuando la relación entre creación artística y trayectoria biográfica de Dostoiévskiy es comentada. Pues para algunos psicoanalistas “en Dostoiévskiy vive y crece un eterno Edipo. Acontece, pues, que se considera como ley fundamental del psicoanálisis la afirmación de que Edipo vive en cada individuo. ¿Significa esto que, mencionando a Edipo, resolvemos el enigma de Dostoiévskiy? ¿Por qué debemos admitir que los conflictos de la sexualidad infantil o los choques de la criatura con el padre, fueron más influyentes en la vida de Dostoiévskiy que todos los traumas y emociones [pieriezhivania] más tardíos? ¿Por que no podemos admitir, por ejemplo, que emociones [pieriezhivania] como la espera de la ejecución, los trabajos forzados, etc. no podrían servir de fuente para nuevas, complejas y angustiantes emociones [pieriezhivania]?” (VIGOTSKI, 1925/1999 – p. 95). Tanto el pan-sexualismo como el infantilismo psicoanalíticos nos impiden ver y resaltar qué es lo propio de la creación artística singular de Dostoiévskiy o da Vinci, nivelándolas con cualesquiera producciones comunes.

16 Mitólogos como Junito Brandão (1992) muestran que la lectura que Freud hace de Edipo es cuestionable. Pues Edipo, en la lógica de la tragedia, no mata al padre por el deseo de estar (tampoco “permanecer”) con la madre, sino para tornarse rey. La reina es sólo un premio secundario que viene con el trono, pues la cultura griega antigua daba muy poco valor a la mujer. Freud, a su vez, tiende a hacer de su Edipo un principio arcaico y válido para cualquier tiempo histórico, sin considerar las características culturales y políticas del pueblo que creó la obra literaria. Tomó su propia ideología y la “proyectó”, para usar sus propios términos, sobre el pasado distorsionando el carácter original del mito, leyéndolo como convenía a sus intereses teóricos. Su versión particular se tornó tan difundida y de sentido común al punto de pasar hoy como algo “universal”, estructurante de la personalidad de todo ser humano, en cualquier tiempo y espacio.

3.3 – La “interpretación energética” dice, respecto a la tendencia meta-teórica freudiana ligada al pan-sexualismo, tratar cuestiones relativas al funcionamiento del psiquismo humano como reducibles a su aspecto energético inespecífico, universal, del que no siempre se tenía claro de qué naturaleza sería tal “energía” en su materialidad (17). Entre tanto, al ser todo en el psiquismo humano cuestión de “energía”, los procesos semánticos más distintos serían diferentes manifestaciones de una sola realidad. Vygotskiy en ese momento histórico no deja de concordar, por ejemplo, con que hay una contribución de Freud en relación a determinadas vivencias [pieriezhivania], con lo cual sondearía su propio entendimiento en cuanto al papel de la catarsis en la reacción estética (lo que retomaré en la parte II). Entre tanto, una corrección fundamental sería hecha a Freud: “abandonar su interpretación energética”. “Son más interesantes los resultados del chiste, del humor y de la comicidad obtenidos por Freud. Hallamos un tanto arbitraria su interpretación energética de las tres modalidades de emociones [pieriezhivania], que acaba por reducirlas a cierta economía, la pérdida de energía; pero si abandonamos esa interpretación energética no podremos dejar de concordar con la grandiosa precisión de análisis de Freud” (VIGOTSKI, 1925/1999 – p. 295). A despecho de la hipérbole de la “grandiosa precisión”, aquí se nota que cierto resultado de la investigación de Freud es aceptado como útil, y su modo más general de comprender tal resultado debe ser “abandonado” para que se pueda obtener buen provecho de ella. Resta preguntar: si entender el psicoanálisis como sistema “monista”, que no pretende serlo, constituye un error metodológico, ¿no sería también un equívoco intentar concebirlo sin la “interpretación energética”? ¿Sin esto no dejaría de ser “psicoanálisis”, en los términos en que Freud lo concebía?

17 Ver nota “14” de este trabajo.

Cabe destacar que “Psicología del arte” es el resultado de una investigación basada en el método “objetivo-analítico” y trata de la objetividad de las relaciones contradictorias entre contenido y forma organizadas por el autor en la estructura de la propia obra literaria (ver VIGOTSKI, 1925/1999), con base en una tradición estética dada, social e históricamente constituida. Por lo tanto, tal método niega el psicologismo, que vería las explicaciones de la obra en el psiquismo individual del autor o de quien viera su trabajo. Psicologismo que, a su vez, se constituye en el principal modo de interpretación por el cual el psicoanálisis ve el arte: una forma de “sublimación” de tendencias individuales reprimidas que deben realizarse de algún modo “socialmente aceptado”. Ya que, como veremos en seguida, Vygotskiy se acerca a algunas ideas de Freud por cuanto a la función de la catarsis en la reacción estética, creo que las raíces de ese punto en común pueden ser buscadas en fuentes anteriores, compartidas por ambos. Pues no constituyen, en absoluto, un hallazgo original de Freud, ni precisan ser abordadas de acuerdo con su visión del mundo y del hombre, radicalmente opuestas a las de Vygotskiy.
PARTE II
ALGUNAS POSICIONES PERIFÉRICAS FAVORABLES DE VYGOTSKIY CON RELACIÓN A FREUD

Llamaré a tales posiciones favorables como “periféricas”, no por que no sean válidas o aprovechables, sino porque no parecen alterar el núcleo teórico y epistemológico de la contribución de Vygotskiy. Son periféricas con relación al antagonismo nuclear y de principios entre este autor y el psicoanálisis, cuyas pistas expusimos en la parte I. Como los lectores de Vygotskiy saben, hay un elogio hecho a Freud con relación a su intuición sobre la importancia de la muerte en la definición de la propia vida humana –a lo que éste responde con la noción, bastante metafísica, de “pulsión de muerte”. Ya destaqué tal elogio en otros lugares (DELARI JR., 2001; 2009b). Con todo, cabe no verlo de modo ingenuo, como una concesión al eclecticismo típico del freudo-marxismo. Aquí lo que se coloca como elogio en ese mismo momento se constituye como crítica en una ironía sutil: “la ciencia también tiene necesidad de esos libros: libros que no descubren la verdad pero que enseñan a buscarla, aunque no la hallan encontrado” (VIGOTSKI, 1927/1991 – p. 303). Claramente, Vygotskiy sólo asume que Freud hace una buena pregunta, no que presente respuesta satisfactoria. Por tanto, el interés no está, de modo alguno, en la concepción psicoanalítica como tal, sino en el objeto con el cual ella tantea ciegamente. Tal elogio a la pregunta de Freud sobre la importancia de la muerte para la vida aparece tanto en el texto de la “Crisis en la psicología” como en la publicación anterior firmada con Luria –un “Prefacio a la edición rusa de ‘Más allá del principio del placer’” (18) (VIGOTSKI y LURIA, 1925/1994). Cabe destacar también que, en 1927, la importancia dada a la intuición de Freud está relacionada con el rescate de la afirmación dialéctica de Marx y Engels de que “vivir es morir” (apud VIGOTSKI 1927/1991 – p. 303). Pero, al menos en las obras aquí presentadas, tampoco vimos a Vygotskiy calificar el abordaje freudiano exactamente como “dialéctico”.

18 Texto de 1925 bastante curioso, en el que los autores relatan que “una nueva y original tendencia psicoanalítica está comenzando a formarse en Rusia, la cual, con ayuda de la teoría de los reflejos condicionados, tiende a sintetizar la psicología freudiana y el marxismo y a desarrollar un sistema de psicología reflejológica freudiana en el espíritu del materialismo dialéctico”. (VIGOTSKI e LURIA, 1925/1994 – p. 11). Con todo, estas mismas tentativas de fusión entre psicoanálisis y marxismo serán criticadas en 1927, inclusive las del propio Luria. Así también, la idea vaga de que “Más allá del principio del placer” tenía “enorme potencial para una comprensión monista del mundo” (idem –p. 17) no fue suficiente para evitar que Vygotskiy en 1927 argumentara contra tal supuesto “monismo”. Posiblemente, en el prefacio de un libro por publicarse en la URSS bolchevique, con probable éxito editorial, no podría tacharlo abiertamente de “metafísico” o “dualista”. Con todo, más allá de la duda sobre las condiciones editoriales de la producción del texto, es también difícil saber de qué modo intervino cada autor en su redacción, por lo que cabe a cada uno de ellos.

Otra aparente aproximación entre estos autores también ocurre en la “Psicología del arte”. Se trata de la mención a la noción asumida por Vygotskiy, también aceptada parcialmente por Freud, de que las emociones son procesos conscientes para el ser humano. Sin embargo, tal vez debieran hacerse dos consideraciones frente a eso. La primera es que el modo por el cual Vygotskiy concibe las emociones, sean sus aspectos conscientes o no, es bastante diferente del de Freud, como vemos en su capítulo 18 de “Teoría de las emociones” (comentado en la parte I). La segunda es que las relaciones entre consciencia y afectos, en lo que respecta por ejemplo al “carácter afectivo de la consciencia”, no es algo originalmente propuesto por Freud, sino antes bien por Lipps (ver VIGOTSKI, 1927/1991). Por tanto, más de una vez, esto no vendría a ser una semejanza profunda, ni un criterio de aproximación efectiva entre los abordajes específicos de los dos autores. Algo así también ocurre en lo que dice respecto al tema de la “catarsis”, tratado por Vygotsky en el capítulo 9 de su “Psicología del Arte” (VIGOTSKI, 1925/1999). Con todo, antes de decir algo categórico sobre tal asunto, cabría recordar que ese concepto remite también a la tradición ancestral de la dramaturgia griega, sobre todo sistematizada por Aristóteles. En esta tradición, la catarsis ya es vista como proceso de purificación promovido por el disfrute de la obra de arte, notablemente la tragedia (19), cuyas estructuras formales son descritas en el libro “Arte poética”, escrito hace más de 300 años antes de nuestra era (ARISTÓTELES, 1979). Cabe recordar además que en el capítulo 9 de “Psicología del arte” dedicado al “Arte como catarsis”, Vygotskiy también dialoga con otros autores además de Freud (20), muchos de ellos citados de forma elogiosa, no destacando en especial el psicoanalista. Pero ahí hay algo de contradictorio en el propio argumento de Vygotskiy al intentar ver la catarsis como “descarga energética”, lo que no coincide con lo que dirá en el capítulo 10 al negar la “interpretación energética” de Freud sobre el chiste. Vygotskiy avanza más cuando busca lo que hay de específicamente humano en el arte. La búsqueda de lo “que hay de humano en el hombre” (21) será la vocación de todo su proyecto posterior en psicología y su principal legado a las generaciones futuras. Así como la “purificación” promovida por la catarsis pudiese ser, en parte, una descarga de energía nerviosa (que no dice ser “sexual”), seguiría siendo fundamental comprender la especificidad/singularidad de las relaciones forma-contenido que pueden conducir a tal transformación social de los sentimientos del lector. Sea en el entendimiento de lo que diferencia la fábula, el cuento y la tragedia; sea en la diferencia entre una tragedia de Sófocles y una de Shakespeare. De modo que, otra vez, la supuesta semejanza entre Freud y Vygotskiy se presenta por vía secundaria, no por identidad epistemológica radical. Hay un tema, un objeto de estudio en común, pero no exactamente el mismo modo general de situarlo y tratarlo teóricamente.

19 Augusto Boal, en su análisis crítico de la dramaturgia clásica griega, señala el carácter ideológico doctrinario de ese proceso de “purificación”... Porque las emociones a ser transformadas en “más puras”, “superiores”, eran justamente aquellas que contradecían los patrones morales dominantes, propios de las castas aristocráticas de la polis griega (ver BOAL, 1975/1988). Lo cual no se diferencia de la evaluación de Bajtín de los llamados “géneros serios” como la lírica y la tragedia, portavoces de una cosmovisión aristocrática, sesuda, que tiende más a lo monológico que a lo polifónico, cuya raíz está más en los géneros serio-cómicos propios de la cosmovisión carnavalesca de origen popular (BAKHTIN 1929/1997). Algo a lo que Vygotskiy no puso atención. Otra distinción de las preferencias literarias de Vygotskiy y Bajtín, sobre todo del papel de lo cómico y de la caricatura, podría ser ventilada pero no es el momento.
20 Pude contar 40 nombres, además de Freud, cuyas contribuciones son citadas: Aristóteles; Avenarius; Christiansen; Darwin; Dessoir; Diderot; Fischer; Goethe; Gross; Hamann; Hennequin; Herder; Iakubinski; James; Kornílov; Kulikóvski; Leman; Lessing; Lipps; Maier; Meinong; Meumann; Müller; Müller-Freienfels; Münstenberg; Orchanski; Ovsiániko-Kulikovski; Pietrajitski; Platão; Potiebniá; Ribot; Shiller; Sócrates; Spencer; Tichener; Viessielovski; Witasek; Wundt; Zeller; y Zienkovski. En un capítulo de 24 páginas, el nombre de Freud aparece apenas en las páginas 251, 252 y 256. Cabría estudiar la especificidad de estas “otras voces”, rescatando la pluralidad de contribuciones sobre “catarsis” en este capítulo, que se apagan por el resalte desproporcionado al (con)sagrado Freud.
21 Para Andrey Puzyriey, esta búsqueda de las “finalidades y los valores fundamentales está presente en todo el pensamiento de Vygotskiy” (PUZIREI, 1989, p. 16 –grifos en la fuente). Se entiende que hay en su obra una fuerte “orientación a lo ‘supremo’ del hombre o, para decirlo con palabras de Dostoiévskiy, al ‘hombre en el hombre’, a su organización psíquica y espiritual, desde el punto de vista de lo que puede ser, en general, el hombre y los caminos que existen para este estado posible, de los caminos que abre, en particular, al arte y a la psicología del arte”. (idem). Evidentemente, Vygotski jamás podría definir todo lo que compone el sentimiento de leer a Shakespeare, Dostoiévskiy, Bunin, en un genérico y mudo concepto de “descarga de energía nerviosa”; no habría sido ese el objetivo principal de su “Psicología del arte”.

Por último, cabe destacar que existe, es verdad, una serie de alusiones elogiosas a Freud en la “Psicología pedagógica” (VIGOTSKI, 1926/2003; 1926/2004). Valsiner y Van der Veer (1991/1996) ya levantaron la duda sobre si eso se debe o no al hecho de que el libro solo es un manual didáctico para estudiantes de enseñanza media, debiendo, por tanto, presentar más una lógica interna de cada teoría que discutirlas críticamente. A pesar de no ser esta la única hipótesis, suena como la más plausible, ya que en el mismo libro también Pávlov es bastante citado y de modo tan elogioso como Freud. En realidad no se toma hoy la adhesión de Vygotskiy a Pávlov como tan importante al punto de necesitar rescatarlo para desarrollar mejor la perspectiva histórico-cultural en general, o su teoría de las emociones en particular. No asumiré la misma postura de Kozulin (1990) en cuanto a este libro, ya que tal autor demuestra “desconfiar” con más desdén por la necesidad de Vygotskiy de adherirse a las ideas de Trotskiy en aquel momento, que por la ausencia de críticas a Pávlov y Freud. De todos modos, concuerdo con aquel estudioso en la evaluación de que es una obra sui generis en la trayectoria intelectual de Vygotski. Es un libro que tiene ideas interesantes para la práctica pedagógica aún hoy, como los temas del “desarrollo moral” y de la “educación estética”, y un valor histórico para la comprensión del pensamiento reflejológico de Vygotski en esa época. Pero no es una obra en la cual se encuentre una profunda alianza teórica entre él y Freud en psicología general, tampoco en la teoría de las emociones.
PARTE III
LA POSICIÓN EXPLÍCITA DE VYGOTSKIY EN CUANTO AL PENSAMIENTO
A-HISTÓRICO DE FREUD

Lo que expuse en las dos partes anteriores constituye el cuerpo de las principales referencias de Vygotskiy a Freud que pude encontrar a lo largo de los últimos años. Citar otros textos importantes de Vygotskiy en que Freud apenas es mencionado no es mi objetivo aquí. Para avalar el alcance de la bibliografía citada el lector deberá pesar la dificultad de adquirir las obras esenciales de Vygotski en Brasil –lo que nunca ocurre con las de Freud, ampliamente traducidas, publicadas y, sobre todo, vendidas en todo el país, igual en tiempos de dictadura. Además de tales referencias, sólo podría hacer dos menciones más a título de recuerdo.

Una es acerca de la referencia eventual de Vygotskiy a la idea de que lo inconsciente puede ser visto no solo como proceso “apartado de la consciencia”, sino también como una “grandeza derivada del desarrollo y de la diferenciación de la consciencia” (VIGOTSKI, 1934/2001 –p. 288). Nada que sugiera estar en profunda alianza con el psicoanálisis. Y, por último, la discusión epistemológica hecha por Vygotskiy al problema de lo inconsciente relativa a la definición del objeto de la propia psicología. Algo que aparece en el texto “La psique, la consciencia y lo inconsciente” (VIGOTSKI, 1930/1991), mas no está en función de una adhesión directa a las contribuciones de Freud, sino de un análisis del problema en diferentes autores, inclusive en el propio Lipps, cuya posición metafísica es destacada en “La crisis en la psicología”. Además, como se sabe, el objeto por excelencia de la psicología para Vygotskiy, hasta el final de su vida, seguirá siendo la “consciencia” –lo que hay de específicamente humano en nuestro psiquismo, el macrocosmos de la palabra significativa.

De este modo, hasta constatar lo contrario, mantengo mis dudas en cuanto a que hubiera algún papel especial para Freud en la teoría de las emociones de Vygotskiy, en cuanto a que fuera relevante o necesario para la formulación de su proyecto de investigación en este campo. Por el contrario, el propio Vygotskiy es quien contesta la posibilidad de tener el psicoanálisis una visión compatible con el proyecto general de la psicología marxista, indicando que la idea ventilada de que la simpatía vygotskiana por el psicoanálisis residiría en el carácter histórico del mismo, carece de fundamento documental, cuando no de fundamento lógico. Asimismo sabemos que el modo de pensar de Vygotskiy se transforma a lo largo de los años, y en los hechos no constatamos cambio alguno por lo que respecta a la posición de este autor sobre el psicoanálisis en el período de 1927 a 1934. En 1927, en el libro ya citado sobre la crisis en la psicología, él ya afirmaba que “el psicoanálisis muestra sus tendencias profundamente estáticas y no dinámicas, conservadoras, anti-dialécticas y anti-históricas” (VIGOTSKI, 1927/1991 –p. 299). En 1934, por motivo a seminarios internos y evaluación de los trabajos de su grupo, Vygotskiy vuelve a decir, de modo abreviado: “la psicología profunda (22) afirma que las cosas son lo que eran. Lo inconsciente no evoluciona –este es un descubrimiento extraordinario. Los sueños resplandecen con luz refleja, a semejanza de la Luna. Esto se desprende de cómo interpretamos la evolución. ¿Como transformación de lo que ha sido desd e un principio? (23) ¿Como nueva formación? Entonces lo más importante será lo último” (VIGOTSKI, 1934/1991 –p. 130).

22 Como se puede ver en el capítulo 18 de “Teoría de las emociones”, “psicología profunda” es un término usado por Vygotskiy para referirse al psicoanálisis freudiano (ver VIGOTSKI, 1931-33/2004 –p. 215).
23 Véase la cuestión del infantilismo ya discutida en la parte II de este trabajo. Y también la nota 15, sobre el tratamiento dado por ese autor al tema de la religión.

Difícil entender que el “descubrimiento extraordinario” no sea una ironía, pero no tan “socrática”, ya que toda la base metodológica de Vygotskiy consiste en estudiar los procesos en su génesis, su desarrollo, su transformación, su historia. ¿Cómo sería “descubrimiento extraordinario” una visión de algo que en nosotros continúa siempre siendo lo que ya era antes, en su naturaleza más profunda y universal? En aquellas discusiones de su grupo, Vygotskiy hablaba de la “psicología de cumbres (que no determina la “profundidad”, sino la “cumbre” de la personalidad)” (1934/1991 –p. 130). En ese sentido criticaba tanto la “psicología superficial” (fenomenológica) como la “psicología profunda” (psicoanalítica), que quiere explicar al hombre por sus profundidades, su naturaleza subterránea. La psicología de “cumbres”, “alturas”, busca comprender al ser humano a partir de él mismo. Como en Marx: “ser radical es tomar las cosas por la raíz, mas la raíz para el hombre es el propio hombre” (apud CHASIN, 1999 -p. 9). Se define al “propio hombre” como ser social, simbólico e histórico por excelencia –lo que la psicología profunda no demuestra priorizar. Como dice Jerome Bruner (2005), al confrontar a Freud y Vygotskiy tenemos en aquél una hermenéutica enfocada en el pasado, y en éste una concepción del desarrollo dirigida al futuro, a las formaciones más avanzadas que emergen y se constituyen mediante el lenguaje en las relaciones sociales. Apenas resta preguntar: ¿retroceder al paradigma freudiano contribuirá a desarrollar una teoría que desea situar las emociones en sus relaciones constitutivas con la consciencia, la historia, la ideología, la cultura y toda la génesis social de la personalidad humana?
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REFERENCIAS

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